07 marzo 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 7 de marzo de 2004


Sábado. De boda en Caldes, se casan Helena y David en el jardín de un hotel-balneario. Por suerte el sol nos acompaña y la ceremonia resulta muy agradable. La celebración nos ocupa todo el día y, pese a la música del desastroso “DJ”(una mezcla entre el pianista de Cine de Barrio y Pepe Carabias), nos lo pasamos muy bien. Por la noche (son más de las 9 cuando la música se acaba) estamos destrozados. Una alma caritativa, de hecho dos, ha decidido subvencionarnos una habitación en el hotel y nos quedamos a dormir. Es una suerte no tener que volver a Barcelona en el estado en el que nos encontramos al final de la fiesta.

Después de una no muy buena noche (cerramos el radiador de la habitación, convertida en un horno, demasiado tarde) nos levantamos y bajamos en busca del periódico. Damos una vuelta por el pueblo y, pese a que estamos en el centro, somos incapaces de encontrar un quiosco. Preguntamos a un nativo (supongo) de la población, donde podemos comprar un periódico y, sorprendentemente, nos dice que no lo sabe pero que nos puede regalar el periódico que queríamos comprar porque él es el repartidor y le sobran unos cuantos. Aceptamos, le agradecemos la atención y volvemos felices al hotel para desayunar con la familia. En la mesa somos ocho y la sobremesa se alarga. Por delante del comedor empiezan a desfilar “balnearistas” con albornoz camino de la piscina. Dan un poco de envidia. Antes de volver a casa damos un paseo por el casco antiguo del pueblo.
El resto del día se adivina lleno de siestas, de pijamas y de pereza (pero siempre podría equivocarme).

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