23 enero 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 23 de enero de 2004


Miércoles. Me levanto tarde, desayuno con María José y, cuando ella se va a trabajar, repaso mi agenda del día:
Actos lúdicos programados................ 0 (tendré que improvisar)
Obligaciones..................................... 1 (el maldito video)

Resuelto a solucionar primero las obligaciones salgo a la calle con el video en una bolsa (hay quien saca a pasear un perro, yo llevo dos días paseando el video por media Barcelona). Naturalmente el nuevo servicio técnico oficial también está en el culo del mundo (en otro culo del mundo). Junto a la tienda hay una tienda de productos del Bierzo que recibirá mi visita el día que lo pase a recoger.
Una vez liberado del peso de las obligaciones me lanzo a disfrutar del día. Por esas extrañas casualidades –es lo que tiene trabajar improvisando- acabo en el MNAC que acaba de prorrogar la exposición dedicada a Marià Fortuny (hasta el 15 de febrero).
Creía que conocía la obra de Fortuny pero tengo que reconocer que me equivocaba, es mucho más rica e interesante de lo que yo creía. La luminosidad de sus óleos y, sobretodo, de sus acuarelas es realmente impresionante. La exposición está muy bien organizada y presenta 137 obras procedentes de museos y colecciones particulares de todo el mundo. Me lo paso genial..
Al salir aprovecho para visitar una exposición sobre el diseño de la marca de productos cosméticos Mirurgia (bastante floja) y repaso la impresionante colección de arte románico del museo.

Bajo paseando por Montjuïc y paro en el Caixa Forum. Allí, una vez esquivadas –sin sufrir ningún percance físico- las bolas metálicas de Jeppe Hein en el vestíbulo, visito la exposición “Arte portugués y español de los 90”. Como siempre que visito una muestra de arte contemporáneo hay obras que me gustan mucho y otras que me parecen una tomadura de pelo. Hoy me han gustado las obras de Rui Toscano y Francisco Queirós, dos portugueses cuya obra no conocía y que utilizan el video de una manera creativa e inteligente.

Al salir es ya hora de comer pero no tengo demasiada hambre. Decido ir al cine y, después de dudar un poco, me decido por “Te doy mis ojos”. La película es mejor de lo que me esperaba. Tratar el tema de los maltratos domésticos sin caer en tópicos y en recursos fáciles es difícil pero Iciar Bollain lo consigue con seriedad y sin concesiones. Le ayudan las sensacionales interpretaciones de Laia Marull, Luis Tosar y Candela Peña... y de una Rosa María Sarda que se los come a todos en cada escena en la que aparece. Una gran película.
Salgo del cine tocado, no es una película fácil... pero también salgo tocado físicamente. Llego a casa con malestar y fiebre... termómetro... 39 grados... enfermedad.

Jueves... enfermedad... no voy a trabajar. Al final del día estoy mejor. Veo The Ring, si suena el teléfono ahora... me muero de miedo.

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