Sábado, 10 de octubre de 2009
Vivimos en tiempos extraños. Los premios que antaño se otorgaban por una carrera llena de meritos, ahora se conceden por las intenciones – se supone que sólo por las buenas - y las posibilidades. Los premios Nobel han llegado también al mercado de futuros. Es el momento de postularse para el premio que os haga más ilusión y – si os sabéis vender con habilidad – llevaros a casa eso que sin duda mereceréis – o no – en un futuro sin duda mejor.
No me molesta especialmente que al actual presidente estadounidense le den el Nobel de la paz. Lo que me sorprende – y considero injusto - es que con sólo once días en el cargo, la academia sueca decidiera incluirlo en la lista de candidatos pasando por delante de gente que ha dedicado su vida a la solución de conflictos internacionales o a luchar por los más desfavorecidos.
Como decía, vivimos en tiempos extraños y por eso es bueno poner los pies en la tierra como lo hace Josep M. Espinàs en sus viajes a pie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario