Jueves, 29 de octubre de 2009
Anonadado. Así me siento ante la proliferación de chorizos que nos rodea. ¿En que momento olvidamos todo lo que nos han enseñado y nos vendemos por un plato de lentejas, por un cargo apetitoso o “porqué hay que hacerlo por el bien del partido”?
Es necesaria una reformulación de la política, ya que está claro que el detonante de todas las corrupciones es la necesidad de financiación extra de los partidos, la poca ética de algunos dirigentes y la cantidad de dinero negro que mueven muchos empresarios.
Creo que no se salva nadie. Algunos son culpables por organizar y participar activamente en las tramas, otros por – como los monos que se tapan ojos, oreja y boca – no denunciar delitos que conocen.
La sinvergüenza no tiene límites. El otro día Jordi Pujol amenazaba con poner en funcionamiento el ventilador si seguían acosando a su partido con el caso Millet. Si alguien tiene pruebas de que otro ha cometido un delito, que lo denuncie. Taparse las vergüenzas entre partidos es uno de los problemas que lastran nuestro sistema político. La interferencia de los partidos políticos en las actuaciones judiciales y la falta de independencia del poder judicial es otro.
La desafección es cada vez más grande y, si no se produce un giro de 180º, aumentará más en el futuro. Yo no sé cual es la solución, pero es evidente que no podemos continuar en la misma dirección.

El libro tiene momentos memorables pero no pasa de ser una novela de entretenimiento que flojea un poco al final. Pese a eso me ha divertido y ha conseguido arrancarme más de una carcajada. Y eso siempre se agradece.
No hay comentarios:
Publicar un comentario