DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 09 de junio de 2009Viernes noche. Nos encontramos con muchos amigos en la fiesta de cumpleaños de Patry. La larga jornada laboral – que acaba de quedar atrás – se aleja sin dejar apenas rastro (algo de cansancio, un poco de mal humor...).
Sábado. Pese a nuestras indicaciones en sentido contrario, una serie de amigos (Clara, Roger, Jordi M., Patry, Carol, Quim y Toni) decidieron regalarnos un fin de semana en una casa rural el día que nos casamos. Hoy, después de muchos meses, partimos hacia Mas Els Terrats donde disfrutaremos de nuestro regalo.
El camino se hace duro – Cass no para de moverse y ladrar, el mapa que nos hicimos no era tan exacto como sería deseable y nosotros no estamos hechos para desplazamientos fuera de la ciudad – pero cuando vemos la casa todos nuestros males desaparecen.
Mas Els Terrats (Susqueda. Girona. Teléfono: 972 430112) está en Susqueda, totalmente aislada de la civilización, a orillas del río Ter y rodeada de bosques de encinas y castaños. Nuestra habitación es impresionante: espaciosa, cómoda, con entrada independiente y un balcón con unas vistas privilegiadas (que también podemos disfrutar desde la cama). Estaremos bien aquí.

Gloria y Koldo nos enseñan la casa, nos explican cuatro cosas y nos recomiendan un restaurante cercano donde no tendremos problemas por llevar a Cass que empieza a conocerse con Betty y Muxu – las dos perras de la casa -.
Desde nuestra mesa en el
Restaurant del Coll (Susqueda. Girona. Teléfono: 972 190191) disfrutamos de una vista espectacular. Carnes a la brasa y sencillos entrantes. Todo bueno y abundante. Comemos y empezamos a disfrutar del fin de semana, el cansancio del viaje pronto se olvida. Un paseo por los alrededores nos permite disfrutar todavía más del entorno.
Vuelta a casa, siestas, lectura, paseos por los alrededores de la casa y descanso. Cuando se acerca la hora de cenar nos acercamos a la puerta de la casa y conocemos al resto de inquilinos de la casa.
No hay carta (el menú es fijo) pero por suerte Koldo cocina de miedo y la cena resulta deliciosa (ensalada, un pastel de berenjena con salsa de tomate que me obliga a repetir, lenguado con salsa de gambas y un sorbete de frutas). Los cafés – con tertulia incluida - lo hacemos en el porche de entrada a la casa.
El silencio y la oscuridad nos acompañan en el camino hacia nuestra habitación. Ha sido un día largo y estamos cansados.
Domingo. Nos levantamos pronto y, antes de desayunar, salimos a pasear con Cass. Cerca de la casa el río se ensancha y corre tranquilo aprovechamos para jugar con Cass que – tras algunas dudas iniciales – no para de nadar. Desayunamos mientras planeamos la jornada. Gloria nos recomienda un paseo para hacer con Cass. Le intentamos hacer caso pero nos equivocamos y acabamos en Sant Martí Sacalm desde donde – sin saber donde vamos – empezamos a caminar hacia el Santuari de la Mare de Déu del Far. El camino no es tan fácil como al principio parecía – sube bastante – y nos demos cuenta de que nos hemos equivocado, pero decidimos continuar. El restaurante que hay en la cima nos salva y – de nuevo disfrutando de espectaculares vistas – nos tomamos una cervecita con patatas que nos hace recuperar fuerzas y fe.

El camino de vuelta es más tranquilo – es lo que tienen las bajadas – al llegar estamos tan cansados que no tenemos ganas de buscar restaurante y acabamos en un bar de Amer comiendo un bistec con patatas y una ensalada. Vuelta a casa, paseo con Cass, Muxu y Betty (con baño incluído) y descanso.
El resto de inquilinos ya han dejado la casa con lo que estamos solos con Gloria y Koldo. En el porche de la casa hablamos con ellos de todo un poco, se está muy bien y la botella de cava que hacen aparecer por arte de magia hace que todo sea todavía mejor. Como siempre que llegamos a una casa rural que nos gusta, fantaseamos con la posibilidad de vivir así. Sabemos que sólo es un fantaseo teórico pero es muy agradable.
La cena – hoy solos en la mesa gigante del comedor – resulta todavía mejor que la de ayer (ensalada, un rissotto de setas brutal, solomillo con mostaza y frutas con chocolate). Delicioso, abundante y muy agradable. María José y yo hablamos mientras disfrutamos de las últimas horas de este privilegio.
Cafés y más tertulia mientras los perros juegan a nuestro alrededor (descansan más que juegan). Gloria y Koldo nos explican historias de la casa y nos divierten con anécdotas vividas en los años que llevan viviendo aquí. Nos quedaríamos más tiempo pero, aunque ahora parece mentira, mañana hay que trabajar.
Lunes. Nos levantamos en Mas Els Terrats, paseamos y desayunamos. Después habrá que volver a casa e ir a trabajar. Pero ahora no lo parece. Hemos estado muy bien en la casa de Gloria y Koldo (seguro que volveremos). Muchas gracias (a todos) por vuestro regalo. Ha sido genial disfrutarlo.