Viernes, 08 de agosto de 2008
Vacaciones, días 5, 6 y 7
Los días se suceden con parecidos esquemas. Han pasado tres desde mi última crónica pero podían haber sido más, o menos. La mente del veraneante se acostumbre a la atemporalidad y, al contrario de lo que ocurre durante el resto del año, es el tiempo el que fluye a nuestro alrededor sin que nosotros nos movamos al compás que marca.
Playa (visitas matutinas a La Conca donde, a parte de nadar y esquivar pequeñas medusas, intento – con el éxito habitual que este tipo de titánicas tareas conlleva – leer algo más de dos páginas seguidas), largos paseos con Cass (por la montaña, por la urbanización, con correa y sin ella), cenas con amigos (en esta ocasión con David y Iola – y Ona y Min – en el Pi de Sant Pol), siestas (algunas del carnero, otras – más canónicas – después de comer) y buenos ratos de lectura (en Sant Feliu, en el patio de los apartamentos, en la cama...).
Hoy se ha levantado nublado y nos hemos saltado el programa de fiestas habitual para

Una vez los dos hemos visitado la exposición (y una de gravados de Miró en la misma sala de exposiciones) seguimos con nuestros paseos por la ciudad y con otra parada en una agradable terracita (de las que Girona parece estar plagada).

He acabado “El hombre de los círculos azules” de Fred Vargas. Un desfile de personajes curiosos, conversaciones imposibles e elaboradas intrigas que me ha divertido. Seguiré leyendo a Fred Vargas.
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