Lunes, 12 de febrero de 2007
Debo agradecer a María José su comprensión, a Iván – el vendedor – un precio razonable y a Toni y Quim la ayuda en el traslado (Toni repite y creo que empieza a odiar las escaleras de Graceland). Sin ellos, este sueño no se hubiera hecho realidad. Estoy muy contento. Ahora os dejo, tengo que revisar unos asuntos con Harry Callahan.
Ni mucho menos odio las escaleras de Graceland. Tot el contrari. Ja saps, el que faci falta quan sigui ;-)
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