03 junio 2019


DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 2 de junio de 2019

Sábado.

Empezamos nuestra jornada festivalera con las Cariño. Divertidas. Estribillos pegadizos, versiones de temas lamentables y actitud pijipunk. Evripidis and his tragedies hacen canciones de The Magnetic Fields y disfruto del concierto. Hay tiempo también para disfrutar de los guitarrazos de Built to Spill (haciendo el “Keep it like a secret”), para el conciertazo – todo actitud – de Frank Carter & The Rattlesnakes y para ver y escuchar de lejos a Shellack (las tradiciones también están para no seguirlas). Mi festival acaba con Jarvis Cocker y su nueva banda Jarv is. Buen sabor de boca para un festival, para mí, cada vez más diurno y relajado.

Acabo el Primavera Sound este año sin pisar alguno de los escenarios más grandes, sin correr de un lado a otro como pollo sin cabeza, sin lamentar lo que no he visto y disfrutando más de pequeños conciertos y del ambiente que de los grandes cabezas de cartel. Bien por las iniciativas sostenibles de la organización que, en el resto de los aspectos, sigue brillando. En los aspectos negativos, hay que recriminar la cesión de parte del cartel a la taquilla en detrimento de la calidad. La presencia de nuevas músicas, lejos de molestarme, me parece atractiva. Si que me molesta, no obstante, la falta de calidad de alguna de las propuestas presentadas. He visto conciertos – no contrastados en las aceleradas crónicas de los últimos días – cuya calidad haría enrojecer a los organizadores de la fiesta mayor de mi barrio (que no destacan precisamente por su ojo a la hora de escoger grupos para actuar en el parque que hay junto a casa). Volveré sin duda, pero en la deriva de la búsqueda de nuevos públicos, el Primavera Sound corre el peligro de perder el valor de un cartel bien programado que ha sido siempre el elemento más atractivo del mejor festival que he tenido la oportunidad de disfrutar.


Frank Carter. La foto es de María José.

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