DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 2 de agosto de 2018
Jueves. La jornada laboral queda atrás mientras cenamos en
Bell-Lloc con Marga y Marta. Quesos y algo de embutido. Jardín y grillos.
Sensación de vacaciones.
La sensación se alarga durante los siguientes días con un
día de navegación en el velero de Mía con Marta, Albert, Esther y Toni (una
tradición que se repite), con una cena en el jardín de Bell-Lloc con el eclipse
de luna como espectáculo y la misma compañía que en el barco (más Marga, María,
Laura y Juanma). La sensación de
vacaciones se amplía al día siguiente con ratos de piscina, una sardinada
improvisada por Juanma, siestas y una cena con copas de pacharán que se alargan.
Muchas risas. El domingo despedimos las mini vacaciones con descanso en la
piscina y una deliciosa comida de sobras.
Las pilas están muy cargadas. Misión cumplida. Moltes
gràcies.
Martes. El Compostela (Ferran, 30. Barcelona) se despide.
Quedo con Fermín para hacer una última cerveza. La cosa se complica y se
convierte en una larga comida a la que también se apunta María José.
Miércoles. Comida de trabajo en el Pur (Passatge de la
Concepció, 11. Barcelona). El festival gastronómico que nos ofrecen es tal, que
pronto nos olvidamos del trabajo y la comida se convierte en una larga
celebración (de más de tres horas).
Trabajo a medio gas. Pocas llamadas, pocas reuniones.
Aprovecho para archivar y hacer cosas que son impensables el resto del año.
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