DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 8 de agosto de 2016
Vacaciones, día 3
Nos hemos dormido. Un poco
más tarde de lo habitual, bajamos a la playa con Cass. Nos
reencontramos con más “Beach Walkers” habituales y hacemos fotos
(repetidas cada año, pero siempre “instagramables”).
De vuelta a casa,
desayunamos en el balcón de casaa con pan recién hecho. Tras el
desayuno seguimos con la rutina habitual con un buen rato de playa y
nos saltamos – pensamos que por un día – la visita al
chiringuito.
He acabado “Cómo se
hizo la guerra de los zombies” de Aleksandar Hemon. Cayó en mis
manos tras leer una crítica que prometía más carcajadas de las que
realmente proporciona. Pese a eso es una buena lectura de verano que
me ha hecho sonreir.
La tecnología, que en
otros momentos ha jugado decididamente a nuestro favor, parece haber
cambiado de bando. Asumo parte de la culpa. Dejarse el alimentador
del disco duro que nos garantizaba un visionado televisivo riguroso,
selectivo e inteligente, es un error que no puede ser achacado a la
tecnología (pero no encontrar un substituto en las tiendas de la
zona si que lo es). También es una rebelión inadmisible el abandono
al que he sido sometido por mi teléfono que ha decidido dejar de
funcionar. Adiós fotos de amaneceres, adiós también a los selfies
que no pensaba hacerme y a todas las interacciones sociales que
pensaba evitar a toda costa.
En la lista de olvidos
tecnológicos, también me he dejado en Graceland el pequeño altavoz
que nos permitía escuchar música en S'Agaro. En un cajón he
encontrado unos viejos altavoces que, conectados a un reproductor
mp3, nos permitirá escuchar nuestra música. Hace un rato sonaban
los primeros discos de Scott Walker y ahora es Natalie Prass quien
pone la banda sonora a una tarde relajada una vez asumida la debacle
del teléfono tras visitas a tiendas de Sant Feliu y a Platja d'Aro.
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