DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 3 de junio de 2016
Sol, gente feliz y buen ambiente nos reciben al llegar al
recinto donde se celebra el Primavera Sound. Empezamos con la revisión de la
tradición que hacen los Hermanos Cubero. Al escuchar sus canciones te das
cuenta que nunca hemos hecho lo que han hecho otras culturas y que nuestro pop
y nuestro rock pocas veces beben de nuestras raíces musicales. Escucharles es
un placer y una buena manera de empezar la jornada festivalera.
María José y Jordi P. no me dejan quedar en el escenario en
el que empiezan a tocar los Viva Belgrado
(volveremos a vernos pronto) y acabamos recabando en el concierto de Ben
Watt. No es mal sustituto. Con Bernard Butler a la guitarra, nos regala un buen
concierto repleto de buenos temas. Hoy he decidido renunciar a los grandes
conciertos que hacen en Mordor (una zona del Festival salvaje, inhóspita y
llena de orcos y conciertos estrella. Si entras en ella es muy difícil salir,
conozco a gente que ha perdido días de festival atrapados entre sus dos
escenarios), los substituyo por un pequeño sustitutivo del Sónar. Primero con Cabaret
Voltaire en un Auditori oscuro y peligroso y después en la playa que debuta
este año.
Hora de reponer fuerzas (con Jordi R y Núria en una zona de
comidas extrañamente desierta) para enfrentarse a un poco de guitarreo.
Empezamos con el punk de Aliment en el pequeño escenario patrocinado por
Ray-Ban (donde siempre hay conciertos intensos y cercanos), continuamos con
Dinosaur Jr y rematamos con los clásicos
del Primavera Sound: Shellac (un año más, uno de los conciertos del Festival).
Aún queda mucho rock, pero no la necesaria energía para
disfrutarlo. Esperamos a Jordi P. (que ha podido salir finalmente de Mordor)
viendo a Tortoise. Un final relajado para una larga jornada de Primavera Sound.
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