01 junio 2016

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 29 de mayo de 2016

Domingo. Incomprensiblemente, la nevera sigue vacía. Volvemos al Hotel Sant Pol para desayunar pero antes cruzamos la calle para que Cass pasee por la playa en un aperitivo de lo que nos gustaría que fueran nuestras vacaciones de verano.


Tras el paseo, y ya instalados en el que se ha convertido en una prolongación del comedor de casa, leemos el periódico frente al mar. Pese a la lluvia de la noche, ahora hace sol y la ubicación privilegiada se disfruta aún más.


Somos animales de costumbres, y tras el desayuno, volvemos a nuestra rutina habitual (establecida ayer): siesta del carnero (también conocida como “canóniga”). A mediodía quedamos con mi tía Lluisa, con Marta, con Anna y con David para hacer el aperitivo. Terraza, sol y cervecitas. También se apunta – aunque sólo un rato – Núria que vive dos pisos arriba. No hay tiempo para más. Hora de recoger, volver a casa y preparar la dura vuelta al trabajo (que seguro que costará más que otros lunes). Ha sido un buen fin de semana... de hecho ha sido estupendo. Gracias a todos los que lo habéis compartido con nosotros.

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