30 mayo 2016

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 27 de mayo de 2016

Jueves. La jornada – la semana entera – ha sido larga. Llego a casa cansado pero la perspectiva de lo que está por venir renueva mi barra de energía. María José ha diseñado una operación logística complicada: Cass dormirá en casa de mis padres, mis primas la recogerán mañana por la mañana y la subirán a S'Agaró y allí, si todo va como lo hemos planeado, la recogeremos nosotros por la tarde. Una vez cumplida la primera parte de la operación, seguimos las instrucciones de Marta y JoanMa para encontrarnos con ellos en un restaurante de Vidreres. El conejo que me como no pasará a la historia de la gastronomía empordanesa, pero cenando hacemos las primeras risas y desconectamos.

Dormir en Bell-Lloch, en casa de Marta y JoanMa, tiene ciertos riesgos. Los Gin-tónics de JoanMa no son el menor de ellos pero como estamos cansados, conseguimos irnos a dormir a una hora razonable y conservando cierta dignidad.

Viernes. Desayuno en la cocina y encuentro con Albert, Esther y Toni en S'Agaró para comprar la comida y la bebida necesarias para acompañar nuestro paseo en velero. En el puerto de Palamós nos recibe Mia de Vadevela y su “Prou lluny”. Con él navegaremos por la costa, tomaremos el sol fondeados en la bahía de S'Agaró, hablaremos, reiremos... compartiremos un día fantástico que nos hace olvidar rutinas y penurias.


Volvemos a Bell-lloc para recoger coche y pertenencias, a S'Agaró para recoger a Cass y de nuevo a Bell-lloc para rematar el día con una cena improvisada (ahora somos 12 con la llegada de María, Laura, Xavi, Montse y Marga). Un saludo a la estación espacial, orbitando a 400 kilómetros de nosotros, pone fin a un día intenso y largo. A un buen día con amigos. A un regalo.

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