DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 21 de marzo de 2016
No pensaba volver a
encontrarme con Frank Bascombe fuera de alguna relectura de la
trilogía de novelas protagonizadas por él y escritas por Richard
Ford. Y aparece este “Francamente, Frank” que suena a despedida.
Y los cuatro breves relatos – en realidad cuatro momentos de un
mismo relato – nos devuelven la esencia de Frank Bascombe.
Socarrón, cínico, aceradamente sincero en sus reflexiones... leer
sobre él es recuperar ese particular sentido del humor y esa mirada
crítica sobre la sociedad americana en tiempos de Obama y, de alguna
manera, sobre nuestra sociedad. Esta vez muchas de las reflexiones de
Frank giran en torno a envejecer, a la muerte y a nuestro paso por la
vida... el personaje ha crecido con nosotros y se ha hecho mayor.
Pero Frank Bascombe sigue siendo ese espectador escéptico que,
intentando mantenerse un poco al margen de todo, cuenta las cosas tal
y como las ve. La suya es una voz necesaria que siempre es agradecido
leer, una de esas lecturas capaces de mejorarte un día.
Y en el TNC vemos el
“Professor Bernhardi” de Arthur Schnitzler dirigido por Xavier
Albertí. Reparto de lujo encabezado por Lluís Homar que está
impecable en su papel de Bernhardi y por un sensacional Manel Barceló
en el papel de Flint. Sus dos diálogos son de lo mejor de la obra.
Bien el resto del reparto, destacar a alguno de ellos sería injusto.
También merece elogios la escenografía de Lluc Castells y José
Novoa que, con pocos elementos, brilla como un elemento más del
montaje. El domingo era la última función y los actores la
dedicaron a Carles Flavià. Yo también lo echaré de menos tanto en
el barrio, como en las plateas de teatro donde solíamos coincidir.
Y de nuevo el trabajo,
aunque sea en esta semana extraña, ocupa todo mi tiempo. El metro a
primera hora va vacío y el teléfono no suena. Tengo la sensación
de ser de los pocos que trabajan esta semana.
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