DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 5 de agosto de
2015
Leo con avidez “Dos
taüts negres i dos de blancs”. El libro de Pep Coll es la
reconstrucción del asesinato de una familia de “masovers”
(arrendatarios de una masía) en un rincón perdido de la Catalunya
rural de la posguerra. Realidad ficcionada que, gracias a un
exhaustivo trabajo de documentación e inmersión, resulta totalmente
verosímil. Incluso los episodios que son totalmente fruto de la
imaginación del autor no chirrían en el conjunto. “Dos taüts
negres i dos de blancs”, pese a esa sólida base de realidad,
gravita entre la realidad y la ficción más violenta y negra, quizá
debido a que la realidad suele superar a la ficción, sobretodo en lo
malo. Leerla esperando este registro es apasionante, pero resulta
igualmente cautivador el retrato descarnado de una sociedad – la de
la Catalunya rural – que ha desaparecido. Salvando las distancias –
de estilo, de enfoque, de género -, el libro de Pep Coll me ha
traído a la memoria otro gran libro sobre un crimen en el Pallars
(“Tor: Tretze cases i tres morts” de Carles Porta).
Hace unos meses me
encontré a Morrosko en la inauguración de la exposición “De La
Vanguardia al Sidecar” en la Fundación Setba. Me explicó que
estaba haciendo un documental sobre la exposición. El domingo – a
una hora extraña – la 2 estrenó “La memòria de la plaça: de
La Vanguardia al Sidecar” que – quizá por ser un trabajo de
encargo o quizá por falta de material gráfico de la primera etapa
del local – arranca timidamente. Pronto el oficio de Morrosko Vila
San Juan se hace con las riendas y el documental empieza a brillar
con la historia – y las historias – del Sidecar. La selección
de imágenes históricas es impecable y el resultado muy recomendable
para nostálgicos y para todos aquellos – y somos muchos – que
seguimos teniendo al Sidecar como un referente de nuestras noches.
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