21 marzo 2015

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 21 de marzo de 2015

O Bartomeu Marí se ha prestado a una performance que forma parte de la exposición “La bestia i el sobirà” con el objetivo de generar un debate sobre la libertad de expresión y su falta de relación con la monarquía española o es uno de los mejores expertos en marketing del mundo museístico. No cabe otra interpretación ante esta hábil maniobra para conseguir dos objetivos: la máxima repercusión mediática de la icónica imagen y una propaganda fantástica – y gratuita – para la exposición que finalmente se abrirá como estaba previsto.

También asisto boquiabierto a otra performance de dimensiones Miurescas. Científicos e historiadores gastan dinero público – presuntamente sacado de las mermadas partidas dedicadas a la cultura – para encontrar los restos mortales (los putos huesos) de un escritor muerto. Parece ser que los han encontrado mezclados con los restos de familiares y coetáneos. ¿Y ahora qué? ¿La aportación a la cultura de este hecho es? ¿Hacemos relicarios? Con ellos podríamos jugar al relicario ruso (en el que tienes un porcentaje ínfimo de que el hueso en cuestión sea de Cervantes - y si es el de la mano chunga tienes más puntos -, de uno de sus familiares o del vecino de enfrente). Mientras tanto, manuscritos y libros se pudren por falta de mantenimiento, escritores noveles tienen problemas para publicar sus obras y no se fomenta la lectura. Mención aparte requiere la cobertura totalmente acrítica por parte de los medios de comunicación… pero a eso también estamos acostumbrados.


Y para recuperarme de una semana laboral intensa, nada mejor que un concierto en la Sala Salamandra. Dentro del Let’s Festival actúan Trajano!, Nudozurdo y El Columpio Asesino. Abren la noche unos Trajano! que, con un directo poco trabajado, desmerecen una buena base. Se adivinan buenas ideas y apuntan buenos temas… pero fallan al ofrecer un producto que no brilla como debería. Es una cuestión de respeto al público. La noche remonta – y mucho – con Nudozurdo que me sorprenden con un fantástico directo. Asentándose en una contundente sección rítmica construyen temas solidos que te atrapan, te elevan y te hacen vibrar. Brutal sorpresa ya que mi máximo interés se centraba en el concierto que cierra la noche: El Columpio Asesino.  El concierto, que arranca con un sensacional “Babel”, hace arder una Salamandra totalmente llena. Brillan temas como “entre cactus y azulejos”, el “ballenas muertas en San Sebastian” o "Toro" cerrando el concierto antes de los bises.  Lo pase bien y, aunque esta mañana estoy cansado, la lluvia ayuda a reducir las actividades a los mínimos necesarios para la supervivencia.


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