DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 25 de abril de 2014
Nuestro avión aterriza en Orly. Llueve. Ayer recibí un
correo que me decía que el concierto que motivaba nuestro viaje a París se
suspendía. Pero pese a la decepción que supuso, decidimos que nos afectara poco
y disfrutar igualmente de tres días planeados con tiempo y con mucha ilusión.
Los viajes modernos convierten el tránsito de un lugar a
otro en un engorroso trámite. Los viajes de verdad, en los que se disfrutaba y
se descubría mientras uno se desplazaba, son cosa del pasado. Ahora nos
transportan de un lugar a otro en cajas estancas y la experiencia no es
agradable. Empezamos a disfrutar cuando salimos del metro ya en el barrio en el
que está nuestro hotel. Damos un par de vueltas hasta que encontramos el hotel y
nos instalamos.
El Hotel Edgar (Rue d’Alexandrie, 31 París) es un pequeño
Hotel hecho con cariño y atención a los detalles. Todas las habitaciones son
distintas y han sido decoradas por artistas locales. La nuestra, en el primer
piso, es cómoda, bonita, original y funcional (miro en su web y veo que se
llama “In the mood for love” y está diseñada por Carole Caufman y Hannah Thual). Estaremos bien
aquí.
Salimos a callejear. Ahora llueve más y pronto será hora de
comer. Caminamos sin rumbo y buscamos un restaurante. Acabamos en el Pony Polo
(24 rue St. Lazare. Paris) y comemos un buen menú de mediodía regado con una
Quilmes. Volvemos al Hotel y dormimos lo que esta mañana nos ha robado la
temprana salida del avión.
De vuelta en la calle. Sigue lloviendo. Callejeamos hasta
Notre Dame, paseamos y disfrutamos de París e, incluso, de la lluvia. En un
claustro visitamos la exposición de Sereirrof sobre la Divina Comedia, cuadros
muy expresivos con claras influencias goyescas. Inquietantes y muy
interesantes. También visitamos los jardines de los Archives Nationales y
aprovechamos para hacer unas cuantas fotos que colgaremos en instagram cuando
volvamos al Hotel. Cuando llegamos al Centre Georges Pompidou falta poco más de
una hora para cerrar. Decidimos dejarlo para mañana pero paramos a descansar y
tomar una cerveza. Descubro la Galia Paris Blonde, deliciosa y con sabor a
cerveza viejuna.
Quedan fuerzas para poco. Un último paseo viendo pequeñas
tiendas nos regala unas últimas fotos. María José propone un vietnamita por el
que pasamos, miramos en Tripadvisor y, como las críticas son buenas, decidimos
entrar. En el An Com (14 bis rue Blondel) cenamos de miedo. Cocina vietnamita
buenísima y servicio super amable. Vuelta al Hotel y a dormir, que ya no
tenemos edad para salir por la noche.