05 julio 2014

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 05 de julio de 2014

VIDA FESTIVAL

Hoy toca crónica musical. Tras quedarnos sin el concierto de Rufus Wainwright en París y recuperar el dinero de las entradas, decidimos reinvertirlo en las entradas del Vida Festival (en el que también tenía previsto actuar Rufus Wainwright). El Vida Festival nace de las cenizas del Faraday, un pequeño gran festival al que nunca fui.

Con Jordi R y Núria – y tras perdernos y aparcar el coche un poco lejos – llegamos por fin al recinto del festival. No hay colas pero en la puerta no nos dejan entrar comida. Primera decepción: la restauración en un Festival musical debe entenderse como un servicio al usuario y no como una oportunidad de negocio. Por suerte será la única. El recinto del Vida es agradable. Escenarios entre bosques, zonas de picnic atractivas, no demasiada gente…

Llegamos justos para oír la despedida de Joan Colomo que ha animado el último tramo de la larga caminata, entre campos, que nos ha llevado al festival.

Sr Chinarro actúa encima de una barca varada en un bosque. No es su mejor concierto, pero escucharlo siempre es agradable. Hacerlo con olor a pinos y con la primera cerveza de la tarde (cara) en la mano, es una pequeña delicia.



Cambio de escenario para disfrutar de uno de los conciertos del día: M. Ward. Y como era de esperar, M. Ward nos regaló un conciertazo lleno de energía y buena música. Acompañado de una solvente banda nos ofreció un concierto lleno de cambios de registro: Folk de alto voltaje, pop, rock, americana… y todo lo hace divinamente. Se despidió con una versión de Chuck Berry, un hipervitaminado “Roll Over Beethoven” que nos dejó ganas de mucho más.

Recuperamos nuestros bocatas (sabe más el diablo por viejo…) mientras Timber Timbre empiezan su actuación. Sus temas son como una tela de araña – bella y fascinante – que te va atrapando. Poco a poco vas entrando en el concierto y acabas disfrutando como un enano.

Y, sin pausa, llegamos al escenario para disfrutar con el concierto de Rufus Wainwright. De nuevo sólo (tenemos ganas de volver a verlo con banda… ¿Cuándo?), Rufus ofrece su repertorio habitual que incluye temas de distintos trabajos. Enciende al público con “Going to a Town”, “The Art Teacher” o “Cigarretes and chocolate milk”, promete que la próxima vez cantará Barcelona (es muy difícil y no la he preparado, dice), nos regala el “Hallelujah” de Cohen, emociona despidiéndose con una versión a capela de “Candles” y se despide con un bis “Poses”que nos lleva a sus orígenes. El público, entregado y muy respetuoso (raro en un Festival), se lo pasa bien. El Home Cachet, que una vez más estaba ahí, creo que también. Gran concierto. 3 en raya.


Volvemos al bosque y acabamos nuestra cena mientras, en un escenario entre pinos, El Último Vecino nos pone banda sonora. Mishima se encargan de poner un poco de música a nuestra vuelta al coche. Buenas sensaciones. No sé dónde llegará este Vida Festival, pero espero que pueda conservar el espíritu de esta primera jornada y que mejore algunos aspectos que no me han gustado (la prohibición de la comida, la utilización de tokens para comprar bebida – una tontería que duplica las colas-, el precio de la bebida…).  Por nuestra parte, con un cartel como este, seguro que volvemos. 

No hay comentarios: