07 agosto 2013

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 4 de agosto de 2013 

Vacaciones, días 7, 8 y 9

Noche. Salimos a pasear con Cass y se nos acerca una pit bull joven. Lleva collares, es muy obediente y parece haberse escapado de casa. Empezamos a preguntar por los alrededores y nadie la conoce, preguntamos en el restaurante de la urbanización y tampoco la han visto nunca. Llamamos a emergencias. La policía local me dice que no pueden hacer nada. Es una irresponsabilidad dejarla en la calle (puede hacer daño a alguien, puede provocar un accidente...) pero ellos no ofrecen ese servicio de noche (los recortes... argumentan). Decidimos seguir buscando y encontramos unos vecinos que se la quedaran por la noche, nosotros la recogeremos por la mañana y la llevaremos a la protectora de animales. Nos estamos despidiendo de los buenos samaritanos cuando escuchamos gritos... son los amos que la están llamando... problema solucionado, pese a la policía local.

Rutina vacacional completa la mayoría de los días. Pocas cosas son tan placenteras como no tener nada más que hacer que cumplir con una rutina totalmente vacía de obligaciones.

Mani celebra sus 40 años con una cena-fiestón en su casa. Muchos amigos, comida buenísima, música no tanto (Ivan no tuvo nada que ver con ella, era obligatorio decirlo), sensación total de vacaciones y promesas de amistad eterna – sin duda inducidas por la ingesta generosa de bebidas alcoholicas – al acabar poco antes de la hora de despertarse para ir a la playa.

Cenamos, otra vez con Toni, en el Ramón Petit (S’Agaró). Hace unos años fuimos por primera vez y no nos convenció. Siguiendo una recomendación (de alguien al que hacíamos caso por primera y última vez) decidimos repetir. Gran error. Raciones algo escasas, un surtido de quesos lamentable (tres variedades de queso y ¡cortado con máquina!), carta de vinos a un precio insultante (con botellas que multiplicaban por cuatro su precio en bodega... naturalmente seguimos bebiendo cerveza) y, en general, una paupérrima relación calidad-precio. Esta vez no volveremos... espero.

Todo lo contrario (comida excelente, trato amable, buena relación calidad-precio) es lo que nos dan en el Restaurant del Club Nàutic de Sant Feliu de Guíxols (Zona Esportiva del Port, s/n. Sant Feliu de Guixols. 972 321336). Con Quim, Carol, Noa, Vega y Toni, hacemos una pre-celebración de mi cumpleaños con un arrocito y una larga sobremesa que continúa en el patio de los apartamentos. Aquí si que volveremos.


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