DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 18 de agosto de 2013
Vacaciones, día 23 (y último)
Último día de unas estupendas – y muy reparadoras
vacaciones. Vuelvo cargado de energía y de buenas intenciones. Espero que ambas
duren.
Primer día de vacaciones sin playa. Echo de menos Sant Pol a
las 7 de la mañana, a la pareja que pasea – sin parar de hablar – por la
orilla, al viejito que – haga frío o calor, en bañador - la pasea de punta a
punta, los baños con Cass, al señor barbudo encargado de alisar la arena que
cada día nos saludaba, el sol saliendo por detrás de “La Gavina”, los reflejos en el agua, los panecillos de “La
Ibicenca” o los llonguets del horno de Castell d’Aro, los desayunos en el
balcón de casa, La Conca, los baños para
refrescarse o para nadar, la cervecita en el chiringuito, los aperitivos, a los
amigos, los paseos tirando de Cass que no quiere caminar, las siestas con María
José, las cenas de viernes - con Toni -
en “El Pi de Sant Pol”, las tardes de calor y las noches fresquitas, los
mosquitos que se me intentar comer y las noches de tele viendo “Breaking Bad” o
“Vikings”… echo ya de menos el veraneo y cuento los días esperando volverlo a
disfrutar.
El paseo matinal con Cass me lleva hasta el quiosco y la
panadería por un barrio desierto. Por suerte, no están de vacaciones y consigo
desayuno y periódico. Desayuno en el patio de Graceland y mañana de
tranquilidad escuchando música y disfrutando de una conexión decente… no todo
tenían que ser renuncias.
Celebramos el cumpleaños de Mireia (el primero) y, aunque
aún no ha llegado, el mío, con toda la familia.
Se han acabado las vacaciones, mañana vuelvo al trabajo.
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