26 noviembre 2012


DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 26 de noviembre de 2012

Sábado. Alberto nos lía (no tengo una manera más suave de decirlo) para ir a ver el concierto de un amigo. Nos encontramos con él, con Esther, con  Marta i con Joan María en un restaurante cercano a la sala de conciertos. La cena resulta horrible (el lugar más desastroso que he pisado en mucho tiempo) y el concierto no será recordado en los anales del rock patrio… y, sin embargo, la noche resulta redonda. Risas, buenos momentos compartidos, fiesta y buena compañía. Hay veces que, con muy poco puedes ser feliz.

Domingo. En el TNC por fin tenemos la oportunidad de enfrentarnos a “La Bête”. Había leído muy buenas críticas y tenía muchas ganas de verla. Y no me defraudó. El texto de David Hirson es brillante, “La Bête” es una comedia divertida con un texto complejo que muestra mucho amor por el teatro y que anima a reflexionar sobre él. Tras caerse del cartel Anna Lizaran por enfermedad, Jordi Bosch asumió el reto monumental de asumir el papel de Valere. Su aparición en escena, un larguísimo, rápido de ritmo y exigente monólogo, es uno de aquellos momentos por los que vale la pena sentarse en un teatro. Los demás actores también están muy bien, sobretodo Jordi Boixaderas, Carles Martínez y Queralt Casasayas.   La dirección de Sergi Belbel, con la que se despide del Nacional, también resulta impecable. Mención aparte merece la sensacional traducción que Joan Sellent ha hecho del texto de Hirson. Los versos que Sellent ha escrito para la versión catalana son uno de los elementos destacados de esta puesta en escena de “La Bête”. Sin lugar a dudas, una de las obras teatrales del año.


He acabado de leer “El Giro” de Stephen Greenblatt. Laura y Víctor me regalaron este libro del que no había oído hablar y al que me enfrenté, por lo tanto, sin ideas preconcebidas. 
La primera sorpresa fue ver que tenía delante un ensayo. Stephen Greenblatt escribe sobre “De rerum natura” un poema filosófico escrito por Tito Lucrecio Caro en el siglo I antes de Cristo y sobre su redescubrimiento y recuperación en 1417 por parte de Poggio Bracciolini. Este punto de partida, la historia de un manuscrito y su descubrimiento, fue el que me atrapó: hay amor por los libros, pasión por la cultura y ciertos aires que – salvando la distancia entre ensayo y novela – nos remiten a obras como “El nombre de la rosa”.  Pero pronto, esta introducción fascinante, nos deja en el centro del ensayo a su verdadero protagonista: “De Rerum natura” y su influencia posterior en cierta corriente de pensamiento que llega a nuestros días y que el autor define como la base del cambio ideológico del que surgió el mundo moderno.

Algunas de las ideas expuestas en “De rerum natura” son hoy tan vigentes como lo eran cuando fueron escritas y, por desgracia, siguen siendo puestas en tela de juicio por supersticiones, dogmas y supercherías. Es fascinante encontrar que una corriente de pensamiento que creemos contemporánea y a la que todavía hay que defender, hunde sus raíces en los orígenes de nuestra cultura. Es fascinante leer “El Giro”  y, además, es muy entretenido.

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