02 junio 2012



DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 2 de junio de 2012

Hoy, como podéis suponer, también toca crónica del Primavera Sound 2012. Segunda jornada en el Fórum. Hoy ya con María José. Tras sortear el laberinto que lleva hasta el Auditori del Fòrum, disfrutamos como enanos con el delicioso concierto en el que Nick Garrie reinterpreta su "The Nightmare of J.B. Stanislas". Delicioso. Conciertos como estos son los que hacen del Primavera Sound el excelente festival que es.

Hay otro detalle que me ha gustado mucho. La organización del Primavera Sound ha colgado la camiseta de Pedro San Martín como homenaje al bajista de la Buena Vida. Una enorme camiseta, con el diez a la espalda, lo homenajea y nos lo devuelve, aunque sea por un rato.

Tras el primer concierto, comemos (no habíamos tenido tiempo de hacerlo) y Jordi P. se nos une en los cafés. Tras la pausa, seguimos. Other Lives hacen un pop barroco que, por su complejidad, es difícil de defender en directo. Los de Oklahoma lo consiguen y el resultado es un directo tan variado como sorprendente.

Paseo por la feria Flatstock (posters de conciertos) y con Núria y un montón de gente más, nos rodeamos de fans de The Cure (que llevan horas esperando y seguirán esperando unas horas más) para ver a Rufus Wainwright. Rufus es único. Empieza su concierto a capela y, acompañado por excelentes músicos y un par de coristas brutales, ofrece canciones nuevas y viejas, tristes y alegres, homenajes a su familia y todo regado con esa voz prodigiosa y esa aparente facilidad con la que canta. Un regalo que se hizo extremadamente corto.

El próximo concierto es The Cure. Hacemos tiempo, paseamos y nos colocamos en una zona cómoda. Pero la organización del festival comete un error al no hacer coincidir ningún concierto con el de The Cure. Esto provoca un colapso importante y la imposibilidad de ver el concierto en condiciones. La concesión a la nostalgia tiene un límite y decidimos abandonar (el estado poco prometedor de los músicos y la poca energía con la que acometen los primeros temas nos ayudan en la decisión). Cena y paseo por los escenarios desérticos del festival.

El infierno debe ser algo parecido al espacio que queda entre los escenarios donde Sleigh Bells (brutal, sorprendente, efervescente y algo cansina) y Napalm Death (igualmente brutales, machacones, ruidosos y muy cansinos) empiezan a demoler a su público. Al pie de las escaleras se mezcla el sonido residual de los dos conciertos, una especie de castigo para almas perdidas. Decidimos dejarlo por hoy, pasamos por delante del escenario donde The Cure (parece que tienen más aguante que el que anunciaba su demacrado aspecto) siguen defendiendo sus clásicos.

Pero el Primavera Sound no detiene el resto de la vida que sigue dándonos alegrías y tristezas. Un petó Lluís.

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