06 diciembre 2011


DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 05 de diciembre de 2011

Vacaciones día 3

Me levanto y paseo con Cass por un pueblo que hoy – laborable – despierta también pronto. Sigue haciendo frío. Cuando llego a casa me recibe María José con el desayuno preparado y la chimenea ya funcionando. Ponemos RNE3, leemos y disfrutamos de un principio de mañana tranquilo.

Hemos decidido llegar a Castellón bordeando la costa. El frío ha quedado en el interior y junto al mar disfrutamos de una temperatura casi veraniega. La primera etapa de nuestro periplo nos deja en el Aeropuerto de Castelló. La curiosidad nos vence y decidimos acercarnos a echar un vistazo. Nos recibe una escultura gigantesca a medio montar – no hay ni rastro de trabajadores – pero el acceso a los edificios del inútil aeródromo está cerrado. Desde la distancia no se ve ninguna actividad, tampoco vemos a nadie. La impecable autovía que nos ha traído hasta aquí y las instalaciones sin uso alguno, nos recuerdan porqué estamos como estamos.

Ya junto al mar disfruto circulando por una costa abandonada por fin de temporada. Me gusta el abandono decadente de los pueblos de costa cuando llega el invierno. Nuestra segunda parada en este tour del despilfarro nos lleva a Oropesa y su “Ciudad de Vacaciones”. Paseamos rodeados de gigantescos bloques de apartamentos. Jardines de insostenible mantenimiento junto al mar, carteles de “Se vende” en muchísimos balcones, un desierto de hormigón con poquísimos servicios, muy poca gente (estamos en invierno), rotondas con imposibles y carísimas esculturas, bancos decorados con “trencadis” (muchos de ellos en un avanzado estado de degradación)... aquí algunos han ganado mucho dinero. Intentaremos volver en diez años para hacer un balance de lo que queda, ojalá nos equivoquemos y consigan un equilibrio. En una terracita, mirando al mar, disfrutamos del sol.

La costa que lleva de Oropesa a Benicasim – sorpresa - es una pequeña maravilla que me recuerda el S’Agaró de mi infancia. Urbanizaciones de montaña, cerca del mar y con las calles por asfaltar, verde y azul, el mejor tramo de nuestro recorrido costero.

Paramos a comer en el Grao. Terracita al sol, camiseta, vacaciones...

Ya en Castellón nos encontramos con Lidu y Alejandro, recogemos a Joana en el cole y esperamos a Jose para cenar. Alejandro me destroza jugando a fútbol con la play y a futbolín (dejando también mi espalda en peor estado que mi orgullo) y, después, cenamos.

Tras la jornada familiar nos espera un viaje “especial”. Mientras mi nariz se convierte en una fuente, Cass vomita (varias veces) y el olor casi provoca una reacción en cadena. Es el peor final para un día fantástico. Nos vamos a dormir. Mañana será otro día.

No hay comentarios: