09 marzo 2011

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 7 de marzo de 2011


Hace poco más de un año, M. Carmen y el Jefe nos dejaron su casa en Campo. Un año después, la casualidad y su generosidad, nos han vuelto a llevar a esta pequeña población del Pirineo aragonés.

La semana laboral, llena de reuniones, nuevos conocimientos, pequeñas recompensas y algún que otro dolor de cabeza – de los que no se curan con una aspirina -, acabo con la fiesta de inauguración del nuevo trabajo de María José. El aire fresco que ella empieza a respirar es una gozada también para mi. Pero al acabar estamos demasiado cansados y aplazamos la cena para otro día olvidándonos también de un concierto de La Bien Querida en nuestro pueblo al que nos hubiera encantado ir.

Sábado. Vacaciones, día 1.

Hace mucho tiempo que María José y yo no disfrutábamos de unas pequeñas vacaciones y, pese a eso, el viaje hasta Campo daba algo de pereza. La superamos y, después de recoger Graceland, salimos a la carretera. Tres horas después llegamos a nuestro destino y empezamos a disfrutar de la incomparable sensación de estar de vacaciones.

Montañas por todas partes, nieve a lo lejos, verde desde la ventana, rapaces, olor a leña ardiendo y mucho silencio. Damos un primer paseo con la esperanza de poder avituallarnos pero esto es el primer mundo y los horarios no esclavizan a la gente y la tienda esta cerrada.

Dejamos a Cass en casa y nos vamos a comer en La Cova d’Axén que tan bien nos trató en nuestra primera visita a Campo. Ensalada, una tabla de jamón y queso y un impresionante entrecot hecho a la brasa... comemos increíblemente bien y rematamos con un pastillo de nueces. Siesta, lectura, partidas de cartas, aprovisionamiento básico... todo es más agradable cuando uno está de vacaciones.



Domingo. Vacaciones, día 2.

Nos levantamos más tarde de lo habitual y salgo a pasear con Cass. Ayer compré pan y – la experiencia del año pasado enseña – ha renunciado a tener el periódico a una hora decente. Así que desayunamos sin él.

Cogemos el coche y subimos hasta los Llanos del Hospital, en Benasque... pero está demasiado lleno y, dando la vuelta, renunciamos. Volviendo a Benasque encontramos un rincón donde poder dar un paseo entre la nieve. Cass – y María José también – se vuelve loca jugando entre la nieve.

Al llegar a Benasque vuelve la cobertura a mi móvil y, con ella, una mala noticia que me devuelve durante un par de horas al trabajo. Apenado me encargo de transmitir la mala noticia que, pese a que todos sabíamos que tenía que llegar en breve, nos golpea y nos llena de tristeza.

De nuevo en casa preparamos una buena comida con productos locales: ensalada, quesos, embutidos y longaniza. La acompaño con un vino de las bodegas Fabregas, un Todo Syrah que me parece delicioso. Una copita (o dos) de güisqui (gentileza de M.Carmen y el Jefe) completan la sensación de bienestar.

Siesta, paseos, partidas de cartas, lectura y algo de tele... todo con el sello de felicidad que imponen las vacaciones.

Lunes. Vacaciones, día 3.

En Campo hoy es laborable. Pese a eso, cuando salgo con Cass a las 8:30 en busca del pan y – sería fantástico – algo de prensa, no soy capaz de encontrar nada abierto. Desayunamos sin pan y sin periódico. En vacaciones no todo es perfecto.

Recogemos la casa, cargamos el coche y nos vamos a disfrutar de una mañana soleada en la Cova d’Axén. Cervecitas y partidas de cartas al sol. Aceitunas, chiretas y una comida deliciosa ponen punto y final a nuestra estancia en Campo. Volveremos. Espero que sea pronto.


Las vacaciones siempre dejan tiempo para leer. He leído el sensacional “La Rambla de Barcelona” de Manuel Arranz (hasta ahora el mejor libro que he leído dedicado a esta calle). También he disfrutado – muchísimo – leyendo el primer volumen de Palomar de Berto Hernández. Historias sensacionalmente bien contadas, bien trenzadas y aires de realismo mágico. Un cómic de esos que atrapan y que te dejan siempre con ganas de más. Espero que la segunda parte caiga pronto en mis manos.

1 comentario:

Lluís Alabern dijo...

Si has quedado atrapado por Palomar, prepárate. La saga de Berto Hernández es infinita, es como el realismo mágico hecho en cómic. No se acaba nunca (incluso hay una versión porno que creo está semidescatalogada. Pero yo la tengo!!!) Un abrazo en la nueva etapa.