15 enero 2011

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 14 de enero de 2011


He de confesar que, pese a profesar una afición – creciente con los años – al flamenco, nunca hasta esta semana había pisado un tablao. Y no lo había hecho debido a que, durante unos años, muchos de ellos han sido sinónimo de espectáculo lleno de tipismos dirigido a un público poco exigente y en muchas ocasiones compuesto únicamente por despistados extranjeros a la caza de un tópico.

Pero el espectáculo que presentaba esta semana el Tablao Cordobés (La Rambla, 35 Barcelona. Teléfono: 93 317 57 11) es de los que todo buen aficionado no se debe perder. Bajo el nombre genérico de “La Aristocracia del Flamenco” y con dirección artística de Farruquito, el Tablao Cordobés presenta un ciclo con cuatro espectáculos que ponen un broche de oro a la celebración de su 40 aniversario.

El primero de los espectáculos – está sólo hasta el próximo 20 de enero – reúne bajo el nombre de “Malaga cantaora” a tres figuras del flamenco difíciles de ver en nuestra ciudad. La sala del tablao es relativamente pequeña – caben unas 150 personas – lo que garantiza una cercanía imposible de tener en las actuaciones en teatros y auditorios. Abre la noche Cancanilla y desde el primer momento nos trasmite la sensación – tanto con su cante como con su baile – de que estamos ante una noche única. Tras él llegarán la fuerza desbordante y la simpatía sin límites de La Cañeta - a la que sus 78 años sólo se le notan en la experiencia y el conocimiento del cante y el baile – y la magia de Carrete. Carrete me fascinó. Baile, elegancia, actitud... y diversión sin límites. Es uno de los grandes y el jueves me descubrió todo un mundo llenándome de alegría como nunca antes lo había hecho el flamenco. El resto del espectáculo, con el elenco artístico habitual del tablao, mantuvo el nivel (buenos guitarristas, bailaores y cantaores) y al final el director del espectáculo también se apuntó a la fiesta regalándonos otro momento impagable. Repito, nadie debería perderse este grandioso espectáculo y está sólo hasta el día 20.

Como lectura obligatoria en clase de inglés me han hecho leer “About a boy” de Nick Hornby. Yo ya lo había leído bajo el horrible título de “Érase una vez un padre” (hay traductores que no merecen ese nombre) pero me ha gustado reencontrarme una vez más con Hornby y poderlo leer, por primera vez, sin pasar por las manos de un traductor.

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