06 noviembre 2010

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 06 de noviembre de 2010


La Real Academia Española ha presentado la nueva ortografía de la lengua española con la intención de unificar, modernizar y acercar la norma al uso. Buena y necesaria noticia, aunque a pocos nos importe en tiempos de contracciones no normativas.

Entre las nuevas normas hay auténticas inutilidades innecesarias junto a aciertos que facilitan el uso de la lengua. Entre las primeras me molesta especialmente la conversión de la i griega en ye. Con el permiso de la Academia – y mientras no sea delito – seguiré llamándola con su viejo nombre (aunque, estoy seguro de ello, me cueste la rectificación por parte de algún listillo que será lo único que conozca de la nueva normativa). Animo también a los americanos a seguir llamando be alta a nuestra be, creo que no hace falta unificar nombres ya que eso también es parte de la riqueza del idioma.

En esta línea me alegro de la desaparición de la infame che (para mi siempre fue ce hache ante la evidencia de que – dijera lo que dijera la norma – se trataba de dos letras juntas y no de una letra, ¿no sabían contar los académicos de la lengua?) y la no menos ilógica elle. A partir de ahora sólo (siento haberlo acentuado, es difícil despedirse de las costumbres) tenemos 27 letras (las mismas que siempre habíamos tenido, pero nos quisieron hacer creer lo contrario desde el siglo XIX).

Desaparecen algunas tildes como la antes comentada de solo o la de este. Estas tildes, cuyo uso no condena la nueva normativa (las costumbres, como ya he dicho, son difíciles de erradicar) no son utilizadas por la Academia en sus comunicados desde 1960 y un periódico tan respetuoso con el idioma como El País las ha dejado de utilizar recientemente.

También desaparecen las tildes de algunos hiatos como guion, riais, truhan (el corrector de Word me los está marcando como errores)... que pasan a convertirse en palabras de una sola sílaba se pronuncien como se pronuncien. Esta norma responde a una unificación entre las diferentes variantes del Español.

Otras normas son innecesarias pero curiosas: a partir de ahora no se debe poner tilde en la o que une dos números (6 o 7). En teoría responde a la utilización de ordenadores... ¿Y los que escriben a mano me pregunto?

Desaparecen los usos ilógicos de la q, es decir, en los que la q representa el fonema /K/ ante otras combinaciones de letras que no sean ue y ui. Así quórum será cuórum, Iraq será Irak y Qatar será Catar. Yo particularmente soy partidario de la utilización del original aunque eso me obligue a escribirlo en cursiva o entrecomillarlo.

Otras normas que me parecen interesantes son la eliminación del guion tras la partícula ex (“exguionizada” desde hoy) y la eliminación de las mayúsculas en los nombres genéricos que se anteponen a los nombres propios (las calles, avenidas, golfos, picos...).

Para hacer este pequeño resumen me he basado en el excelente artículo de Javier Rodríguez Marcos en El País de hoy. Mañana volvemos a otros asuntos menos trascendentes pero más agradecidos.

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