04 septiembre 2010

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 04 de septiembre de 2010


Aumenta la distancia temporal entre las crónicas que dan cuerpo a este diario que nunca ha tenido una línea editorial clara y mucho menos una periodicidad regular. Estoy cansado. Tras un año sabático, recuperar el ritmo es trabajoso. Nuevos proyectos, muchas ideas, algunos miedos y mucho por descubrir... es incluso mejor de lo que suena y, pese al cansancio, pese a la sensación de que cada día es una lucha contra el reloj, pese a que no todo está donde tiene que estar, estoy contento.

Nuestros días son carreras contra un reloj que, por suerte, se para a una hora decente. Y cuando lo hace me encuentro con María José e intentamos sacar el máximo partido a esas horas que cada día nos regala. Pequeños momentos de relax en la hamaca del patio, cenas en el patio o delante de la tele viendo el final de Battlestar Galactica (que nos ha gustado muchísimo), una escapada hasta el Sakuraya para comernos una dorada a la plancha (deliciosa, como siempre), una tarde de cine gamberro con Mercenarios (divertida, desmitificadora, llena de homenajes – mi favorito la recreación de Operation Wolf que nos regalan en un par de escenas -, diálogos divertidos y viejas estrellas maltratadas por el tiempo), lecturas no demasiado ociosas pero muy interesantes, una cena con muchas risas en el patio de Graceland con Carol, Quim y Noa, paseos con Cass cuando cae el sol y las temperaturas lo permiten, celebrando el cumpleaños de Laura con amigos...

Cada día, camino del trabajo, paso por un pasillo del metro donde suelen apostarse músicos callejeros. Algunos son insultantemente malos (espontáneos que se hacen con el punto señalado para ello sin tener el permiso), otros son realmente buenos. No suelo pararme a escucharlos – las prisas (ya sean para llegar al trabajo o para volver de él) son las culpables – pero en ocasiones me alegran. El otro día me sorprendió escuchar una buena versión del “Blister in the sun”... no me paré, pero me arrepiento... la próxima vez dedicaré cinco minutos a disfrutar de un paréntesis musical.

Mi falta de experiencia en algunos aspectos de mi nuevo trabajo me ha obligado a orientar parte de mis lecturas hacia manuales técnicos. Me estrené con un libro que Carol nos dejó hace tiempo “Marketing democrático” de Álex Cabré y Guillermo Martorell. Fácil de leer, claro e interesante aunque no revelador. Si que me ha sido de muchísima utilidad “Los cien errores de la comunicación en las organizaciones” de Luís Arroyo y Magali Yus. No son lecturas apasionantes... pero ahora son necesarias y tendrán que convivir durante un tiempo con las otras, más prescindibles (o, según se mire, imprescindibles).

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