12 julio 2010

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 12 de julio de 2010


Y el gol, a falta de pocos minutos para que acabara el partido, entró y la Selección Española de Fútbol se proclamó Campeona del Mundo. No era la primera vez que le veía ganar la final de un Mundial. De pequeño le vi ganar numerosos mundiales de subbuteo y no pocos de chapas. Después, ese andar por el suelo fue substituido por una silla y los jugadores de plástico por el teclado de un ordenador o por el mando de una consola, pero esa Selección Española seguía ganando título tras título.
En la vida real, no obstante, el triunfo era sólo un sueño lejano. Un logro remoto que sólo estaba al alcance de algunos – y nosotros no éramos nunca los elegidos -.

El primer mundial que recuerdo es el del 78. De la participación de la Selección sólo recuerdo el partido en el que Cardeñosa pasó a la historia – aunque quizá es un recuerdo inducido pese a que incluso creo recordar donde vi el partido –. Y llegó el 82. España era el anfitrión, íbamos a ganar y en la segunda fase nos fuimos a la calle. En el 86, con Miguel Muñoz en la banqueta y tras el 5-1 a Dinamarca creí por primera vez en el sueño, pero la realidad – en forma de injustos penaltis - se impuso. Las Selecciones de Suárez (1990), Clemente (1994 y 1998), Camacho (2002) y Luís Aragonés(2006) tampoco consiguieron nada bueno, se interpusieron – además de las carencias propias – Yugoslavia, la Italia de Tassoti y su encontronazo con la nariz de Luis Enrique, la peor actuación de la historia, un arbitro caserillo y la Francia de Zidane.

Y en el 2010 parecía que los elegidos para la gloria eran los de siempre... y encima perdimos el primer partido... pero la selección que mejor juega al fútbol – pese a que no ha podido demostrarlo en el Mundial – se ha hecho con el campeonato con las dosis adecuadas de talento, suerte, buen juego, esa furia española que antes esgrimíamos como único argumento y que ahora sólo aparece cuando se necesita, entrega, sacrificio, concentración, preparación y fútbol. Y el sueño se ha hecho realidad. ¡Campeones! Enhorabuena a todos los que, como yo, ayer disfrutaron con la victoria.

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