22 julio 2010

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 22 de julio de 2010


Las cosas tardarán en estar en su sitio, pero el miedo ha dejado espacio a la esperanza y nosotros empezamos a recuperar un ritmo no tan alterado. Han sido días difíciles y queda mucho camino por delante pero, gracias a todos los que – de una u otra manera – nos han hecho saber que estaban ahí, los sinsabores han resultado más llevaderos y nos han hecho sentir que no estábamos solos.

María José se queda un rato más en el Hospital y yo vuelvo a casa en tren. Al poco de salir de la estación, paso por delante de mi antiguo colegio. Los campos que antes lo aislaban del mundo, ahora son edificios. Los caminos de tierra se han convertido en calles y el barro de los días de lluvia debe haber desaparecido igual que también han dejado de existir muchas de las construcciones que flanqueaban nuestro diario camino hasta la estación. El colegio, en cambio, sigue igual. Quizá ha crecido un poco, pero pocas diferencias más puedo distinguir a la velocidad que pasa el tren. Un poco de nostalgia no está mal.

El mundo vuelve a ponerse en marcha para nosotros y, en algunas cosas, parece que funciona mejor. Hay cambios, y son buenos.

1 comentario:

Paco Becerro dijo...

Un abrazo. Es bonito ir despertando de la pesadilla y pasando como dices a la esperanza, recuperando la normalidad, al fin y al cabo, todo sigue, y la nostalgia, a veces también ayuda.

Otro abrazo más.