03 mayo 2010

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 3 de mayo de 2010


El retorno de la lluvia y el invierno, el sufrimiento de gente a la que quiero y la falta de buenas noticias sesgan este comentario hacia el lado oscuro. Pido disculpas si la dosis de bilis que contiene resulta ser excesiva.

Imaginaros que un día, los aficionados a – por ejemplo – Star Trek, deciden enfundarse sus uniformes para pasearse por las calles de su ciudad en una especie de día del orgullo vulcaniano. Vestidos con pijamas de colores suben al transporte público, van a su trabajo o atienden al público en una tienda. Sus hijos van a clase con el uniforme e incluso el abuelo se lo pone cuando acompaña a sus nietos al colegio. A muchos, al imaginaros la situación, os vienen a la mente palabras como “friki” o raro. No pasa lo mismo – y yo no lo veía hasta que María José me hizo caer en ello – cuando el disfraz elegido por adultos y niños para ir por la calle es el de futbolista. En los últimos años hemos asistido al creciente uso cotidiano de los uniformes oficiales de los clubs de fútbol. Lo hemos asumido y lo encontramos normal. Pero no nos engañemos, no lo es o – al menos – no tendría que serlo. Es raro, poco elegante e injustificable desde un punto de vista estético o racional.

María José me deja “Yo, otro libro egocéntrico de Juanjo Sáez”.
El libro me ha aburrido casi tanto como sus – lamentables – colaboraciones en “Rockdelux”. Siempre me sorprende que un autor capaz de hacer trabajos tan interesantes como “El Arte, conversaciones imaginarias con mi madre” o la imprescindible “Arros covat” sea también capaz de pergeñar engendros como este. “Yo” es una recopilación de trabajos de Juanjo Sáez y pese a que hay trabajos mejores y peores – a mí su serie para El País me parece una falta de respeto al espectador – hasta aquí me parece incluso necesario. Lo que no me ha gustado es el material inédito, una reflexión sobre su trabajo que –efectivamente, el título me tenía que haber puesto sobre aviso-, me parece egocéntrica, autocomplaciente y con un molesto tono de justificación y resentimiento que la convierten en un artefacto aburrido. Pese a lo negativo de esta crítica, seguiré atento al próximo trabajo de Sáez con la esperanza de que nos traiga otra vez lo mejor del autor.

Y no quería dejarlo hoy sin alguna nota de luz: la cena que nos ofrecieron Jordi P y María el sábado, rodeados de amigos y con sesión de Guitar Hero (soy una auténtica nulidad) nos hizo reír y pasarlo muy bien. También nos lo está haciendo pasar bien “Studio 60” cuya única temporada devoraremos durante los próximos días.

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