05 agosto 2009

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 04 de agosto de 2009


Vacaciones. Días 2, 3 y 4

El día se acaba, los ojos molestan tras un día de luz y de sal. Escribo mientras María José lee y Cass – con agujetas – duerme a sus pies.

Tras la habitual limpieza vacacional de Graceland y el traslado a S’Agaró (que el coche que ahora tenemos prestado tenga el maletero más grande evitó los dantescos espectáculos que caracterizaron nuestros últimos traslados vacacionales) estamos instalados en la rutina de playa, lectura, descanso y pequeños incidentes que hacen interesantes las vacaciones.

En la rutina habitual de los últimos veranos– levantarse pronto, paseo con Cass, desayuno y playa – hemos introducido un elemento nuevo que si bien es sacrificado, tiene sus compensaciones. Ahora nos levantamos todavía más pronto – es necesario el despertador y una voluntad férrea – y el paseo con Cass es por una playa desierta. Tener la Conca para nosotros solos es la parte que compensa. Pero ayer – primer día de la nueva experiencia – todo estuvo a punto de fracasar cuando nada más entrar en el coche empezó a llover. Por suerte sólo fue una nube y la experiencia lo suficientemente satisfactoria para repetir. Después volvemos a casa, desayunamos y recuperamos nuestra rutina de cada año.

En el apartado de pequeños incidentes está el – ya habitual – concierto de la cama (atenuado después de una oportuna reparación de urgencia) y la no tan habitual – por suerte – caída provocada por el entusiasmo de Cass (aún no tenía agujetas) y la poca habilidad de su dueño. La caída – quiero pensar que fue espectacular pero por desgracia no hay testigos – ha provocado un par de incipientes morados y un dolor – más moral que físico (que también lo hay) – considerable.

He acabado de leer “El interior del bosque” de Eugenio Fuentes y, como Alex aventuró en un comentario, me ha gustado mucho. Buscaré más novelas de este escritor.

Cass en la conca

No me puedo resistir a dejar un par de fotos de Cass. La que hay encima de este texto es de esta mañana, jugando en la playa. La segunda es de los efectos que causa, en un perro de ciudad, un exceso de ejercicio, juego, campo y playa.

Cass durmiendo

1 comentario:

Xavi dijo...

No et perdis l,exposició de Quinquis dels anys 80. El tema està ben tractat i, a més, pots jugar a màquines recreatives dels 80. Es a dir, per tu perfecte.