09 noviembre 2008

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 3 de noviembre de 2008
CRÓNICAS MEXICANAS XI


Llega el momento de despedirnos de María y Amador. Ha sido un verdadero privilegio contar con su guía, ayuda y hospitalidad. Sin ellos nuestro México no sería tan completo y profundo. También echaremos de menos la alegría de Inés que se queda llorando en casa por nuestra partida.

En la estación camionera cogemos un autobús hacia Guadalajara, segunda ciudad del país y última etapa de nuestro viaje. Nuevos paisajes pero tampoco demasiado alejados de los que podemos encontrar en nuestro país. Sólo las plantaciones de agave nos parecen exóticas.

Pedimos en el hotel por el transporte público hasta el centro y nos desaconsejan coger otra cosa que no sea un taxi. Acabamos de llegar y les hacemos caso, pero sólo por esta vez (el taxi al centro nos cuesta unos 70 pesos, un autobús que hace el mismo recorrido en aproximadamente el mismo tiempo sólo 5 pesos por persona).

El patio del restaurante La Rinconada
En el centro empezamos a pasear por los alrededores de la Catedral y paramos a comer en La Rinconada (Morelos, 86 Guadalajara). En un bonito patio interior comemos acompañados por la música de un pianista. La comida – típica mexicana – está muy buena y el precio es ajustado.

Tras recuperar fuerzas seguimos por el paseo por el centro.Catedral de Guadalajara
Aprovechamos para comernos una paleta (un polo) de la Michoacana (una marca de heladerías) y para comprar una maleta (hemos comprado demasiados regalos y la maleta que nos dejó Mariona pesa – seguro - más de 25 kilos, para evitar pagar sobrepeso hemos de repartir el peso entre maletas añadiendo una más). Volvemos pronto al hotel en un autobús que no resulta tan incómodo ni peligroso como el botones del hotel insinuaba.

Aprovecho para conectarme y ponerme al día. Las cosas en casa van de mal en peor y el número de compañeros caídos en combate crece poco a poco (al final del día son 13 y mi situación sigue estando en el aire).

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