03 julio 2008

“- ¿Cómo no va a conocerla, si es su hija?
- Es que la vendió de chiquita.
- ¿La vendió?
- Sí, de chiquita.
- Puta, cómo es la gente, carajo. Yo a mi hijo lo vendería también, por ocioso, pero nadie me lo compra.”

Jaime Bayly. Y de repente, un ángel


DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 03 de julio de 2008


Sobrevivo, que no es poco. Y me ayudan – y mucho – los desayunos con María José en el patio de Graceland – aprovechando que por la mañana todavía es posible disfrutar del exterior antes de que llegue el calor – y las cenas, a la luz de las velas, en el mismo sitio. El paréntesis que separa ambas ingestiones de alimentos en compañía es digno de ser olvidado y no aporta nuevas informaciones.

El otro día, en la Peçallarga, me quedé sin lectura al acabar el último Harry Potter. Estar a varios kilómetros de la librería más cercana hizo que estuviera al borde de la desesperación. Por suerte María José tuvo a bien dejarme el libro que estaba leyendo y lo compartimos.

Jaime Bayly. Y de repente un ángel
El libro en cuestión es el finalista del Planeta del 2005: “Y de repente, un ángel” de Jaime Bayly. El libro del autor peruano es una novela sencilla, fácil de leer y amable. Poco más – que, según se mire, es mucho -, pero ha conseguido arrancarme unas cuantas sonrisas, un par de carcajadas y me ha entretenido durante un par de días. No le pidáis más, pero si es lo que buscáis “Y de repente, un ángel” ofrece un entretenimiento tierno. Quizás ha llegado en el momento oportuno, pero su ligereza me ha sentado bien.

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