17 enero 2008

“Y, en fin, por encima de todo me he entregado al ocio, con las ventajas que reporta entregarse a él, pues trae de rebote consigo la actividad del pensamiento”
Enrique Vila-Matas. Doctor Pasavento


DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 16 de enero de 2008


Tras una visita rutinaria al médico, me queda algo de tiempo que invierto en visitar algunas galerías de arte. Veo las fotografías de Alberto García Álix en la Carles Taché, alguna colectiva y, sobretodo, la interesantísima instalación de Enrique Marty en la galería Llucià Homs. Enrique Marty
Bajo el nombre genérico de “Ghostdick Youtube” el salmantino Enrique Marty vuelve a sacar lo peor del género humano en una serie de imágenes que no dejan indiferente. Los cuadros de Marty, hechos a partir de imágenes extraídas de internet, producen fascinación y repulsión, asco y una atracción irresistible. Pero, para mí, las estrellas de la instalación son las inquietantes esculturas que se adueñan del centro de la sala. Esos niños mexicanos con su actitud chulesca y sus miradas de reojo inquietan mucho más que una película de zombis. Pese a que me parecen muy interesantes, no me gustaría en absoluto tenerlas en casa... sobretodo una noche de tormenta.

Decido reponerme de la impresión con un tranquilo paseo por la ciudad, con un café en un Bracafé y visitando “El arte en la Venecia de los siglos XVII y XVIII” en La Pedrera. Francesco GuardiLa exposición intenta recorrer el pulso vital de Venecia a partir de dibujos, esculturas, grabados y libros. Creo que no lo consigue ¿Es una exposición sobre Venecia? ¿Sobre artistas que pintaron en Venecia? Pese a alguna pintura notable (esa “Mujer joven con traje gris-azul, pendiente de perla y sombrero negro” de Pietro Antonio Rotari, el Canaletto y los Guardi), pese a los deliciosos grabados de Giandomenico Tiepolo, la exposición se me antoja algo dispersa y no consigue su nada claro objetivo.

Tras la exposición sigo mi paseo mientras se acerca la hora de empezar en Levi Pants.

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