05 enero 2008

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 05 de enero de 2008


Leyendo “El País” de hoy sábado me encuentro con un anuncio (página completa, impar y en color) que dice así: “La ciudad de Madrid con su Rey. Felicidades, Señor, por estos setenta años de trabajo y servicio a España.”.
Como voy en el metro – camino del mercado donde compraré los ingredientes de la cena de esta noche – no muestro de manera evidente mi indignación (que es mucha).

No es que encuentre mal que alguien felicite al Rey de España (ni al rey ni, naturalmente, a nadie). En ocasiones tengo un carácter algo avinagrado, pero no llego jamás a esos extremos. Lo que es indignante es el dispendio de dinero público. Enviar una postal puede costar – teniendo en cuenta el sello, la postal y el sobre – un máximo de 3 euros. Por lo tanto, si tienes la necesidad de felicitar a tu monarca (o a tu carnicero, o a tu quiosquero de cabecera) puedes enviarle una postalita y quedas como un señor. Pero si decides felicitar a tu monarca, me parece una animalada cargar 29450 euros (casi 5000000 de pesetas, IVA aparte) al erario público.

El descerebrado que ha decidido desperdiciar así este dinero (será mucho más ya que puede ser que el anuncio haya sido publicado en otros medios) debería poner la diferencia (réstale 3 euros a lo que suba la factura de la felicitación) de su bolsillo. Me parece una aberración que una administración (y soy consciente de que todas y de todos los colores lo hacen) tire el dinero público de esta manera. Estoy seguro que a todos los que leéis esto se os ocurren un montón de cosas para mejorar vuestra ciudad con la mitad de ese dinero.

Aprovecho el día tranquilo para leer los Babelias que se acumulan en el sótano de Graceland. Y en uno de ellos encuentro un delicioso artículo de Antonio Muñoz Molina – “El libro ilimitado” se llama – en el Babelia 838 sobre el hecho de leer, sobre los libros y sobre la educación. A parte de perlas como esta: “¿Qué porvenir laboral tiene un hijo de trabajador o de inmigrante que a los quince años no es capaz de comprender un párrafo de tres líneas? ¿Qué podrá aprender sobre la complejidad del mundo y la de su propia alma quien no cuenta con la luz de las palabras escritas?” y de pequeñas confesiones voyeurístico-literarias con las que me siento identificado, el artículo habla de Montaigne, de sus ensayos y de su encierro en su biblioteca para leer y escribir. Y entonces imagino que leo una novela de Enrique Vila-Matas - que se llama “Doctor Pasavento” – e imagino también que la novela empieza hablando de Montaigne, de sus ensayos y de la tercera planta de la torre anexa a su castillo donde decidió encerrarse para leer, reflexionar y escribir.

Y mientras todo esto pasa, con María José, preparamos la cena de esta noche para unos invitados muy especiales.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Jo també vaig veure l'anunci i em va semblar una vergonya. Imagina't la de coses que es poden fer amb 30.000 euros millors que fer la pilota al rei. Però com la gent del carrer no té mai la sensació que això ho paguem entre tots van fent...