12 noviembre 2007

DIARIO DE UN OCIOSO
Sabado, 10 de noviembre de 2007


Sábado. Hace poco que he cerrado los ojos cuando suena el despertador y, poco después – a las 6 de la mañana – despega nuestro avión con destino a Granada.

En Granada – por suerte nos habían avisado – hace frío y más a esta temprana hora. Un bus nos acerca al centro de la ciudad donde, gracias a Lidu, tenemos una habitación en el NH Inglaterra (Cettie Meriem, 4 Granada. Tel. 958221559). El hotel es sencillo pero tiene encanto y está muy céntrico (entre la calle Elvira y la Catedral). Como era de esperar no tienen todavía preparada la habitación pero podemos dejar la bolsa.

Gran Café Bib Rambla
La ciudad está vacía, pasamos por delante de la Catedral y entramos en las desiertas calles de la Alcaicería. Buscamos una cafetería donde calentarnos un poco y re-desayunar. El Gran Café, en la plaza Bib-Rambla, nos acoge y sus churros con chocolate son el anuncio de que estamos delante de un gran fin de semana.

Repuestos, pero aún dormidos, iniciamos nuestra primera caminata por la ciudad. Paseamos por la orilla del río Darro hasta el paseo de los Tristes y vemos la Alhambra por primera vez antes de empezar a callejear por el Albaicín. Calles estrechas, subidas, bajadas y mucha calma nos acompañan durante este primer paseo en el que nos dejamos llevar por el azar sin llegar a ningún sitio.

Volvemos al Hotel para tomar posesión de nuestra habitación y, aunque todavía es muy pronto, salimos a tapear. La primera parada la hacemos junto al hotel, en Bodegas Castañeda.
Interrumpimos el tapeo para visitar el Corral del Carbón y una exposición en la Galería Ceferino Navarro. Las luminosas acuarelas de Carlos Fernández Cara me gustan mucho, no sólo de tapas vive el hombre. Pero tampoco de arte se puede vivir. Así que seguimos con las tapas y las cervecitas antes de ganarnos una merecidísima siesta.

Tras la siesta visitamos la Catedral. La entrada, por la que pagamos la abusiva cantidad de 3’50 euros, sólo da derecho a entrar y pasearse por el templo. Los guías brillan por su ausencia y no hay ningún tipo de extra que justifique el expolio al que el turista es sometido. Mi consejo para todos los que visitéis Granada es que aprovechéis las horas de culto para entrar (aunque un guardia de seguridad intentará evitar vuestra entrada) ya que me parece una vergüenza que te cobren una entrada sin ofrecerte nada a cambio.
María José bajando las escaleras del Centro Guerrero
La sensación de haber pagado por nada se disipa al visitar el vecino Centro José Guerrero. Un interesante edificio, algunas obras del pintor granadino (no muchas) y una interesante exposición fotográfica (“Los Colores de la carne”) nos hacen pasar un buen rato.

Sigue nuestro paseo por el Realejo con parada en el Museo Casa de los Tiros (extraño museo dónde se juntan lo interesante y lo, costumbristamente hablando, bizarro) y en el Centro Cultural CajaGranada donde disfrutamos muchísimo de la exposición de obra gráfica del taller de Cristian M. Walter.

Nuestro paseo nos lleva de nuevo al Albaicín dónde intentamos encontrar – sin ningún éxito – el mirador de San Nicolás. Aterrizamos en una plaza desde donde – adormecidos por el suave aroma de la mucha hierba que en ella se fuma – podemos admirar la Alhambra iluminada.La Alhambra de noche

Después del largo paseo estamos cansadísimos y ya es hora de cenar. Todos los bares están a tope y no nos es fácil encontrar mesa. Al final lo hacemos en el Café Central dónde cenamos mucho y bien (que gusto encontrarse con un trato amable después de un día de mucho caminar). No hay fuerzas para más, mañana nos espera la Alhambra y muchas más caminatas.

1 comentario:

albatros dijo...

Me sentí muy satisfecho e impresionado de mi visita a Granada a pesar de los calores que se gastan por esos lares. Es una ciudad muy bonita con unas lindas vistas, gracias a sus montículos que la rodean.
En mi estancia en Granada (en pleno Agosto) la única forma de poder dormir era estar hasta las tantas de la madrugada en el recinto exterior de la Alambra ya que era el único lugar de Granada que se estaba fresquito. Sin duda una obra magna.
Sus jardines, estancias, palacios, es todo maravilloso. Quien fuera Jeque en esos tiempos…
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Saludos