11 octubre 2007

DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 10 de octubre de 2007


Las mañanas de los miércoles siguen siendo un oasis en el que recuperar fuerzas. Pese a que las semanas cada vez parecen más duras, la sombra que ofrecen sus palmeras, es siempre bien recibida y su efecto reparador ayuda a continuar con la ardua travesía.

La noche, sin embargo, no podía empezar peor. La lluvia – una tupida cortina de agua – convierte el corto recorrido entre la boca del metro y el bar en el que he quedado con Jordi R. en una pequeña odisea. La sensación de libertad que me provoca la lluvia en la cara se acaba cuando, llevado por un exceso de empirismo combinado con la poca adherencia de las suelas de mis bambas, decido comprobar la dureza del suelo de mi ciudad.
Mojado por todas partes, dolorido – sobretodo en el orgullo después del resbalón – y cabreado, llego al “Pepe” donde me espera Jordi con una cerveza en la mano. Cenamos un bocata y, repuesto del accidentado viaje, vamos a Razzmatazz donde hoy empieza el Wintercase de este año.

Cuando llegamos Spiritualized están a medio concierto. Su pop suena potente y rico (el pequeño coro de gospel, el cuarteto de cuerda y el piano que acompañan a Jason Pierce ayudan a la riqueza del espectáculo) y disfrutamos de las últimas canciones mientras las goteras amenazan con inundar Razzmatazz.

Y llegan Soulsavers y ya, desde el primer tema, despliegan todo su potencial. Y tras un tema instrumental en el que las tres guitarras dialogan con energía, aparece en el escenario Mark Lanegan y su impresionante voz lo llena todo. Soulsavers sonaron bien, mejor incluso que en el Sumercase, y ofrecieron un concierto memorable. Blues, rock, energía eléctrica, coros gospel y la correosa voz de Lanegan al mando... pese a su brevedad – no hicieron bises –, la intensidad del concierto que ayer ofrecieron Soulsavers me acompañará durante mucho tiempo. El Wintercase no podía haber empezado mejor.

No hay comentarios: