21 septiembre 2007

“...A los emigrantes los necesitamos y los odiamos. En cuanto llegan a un distrito, se topan con esa antipatía atávica del lugareño hacia el extraño, el forastero, con un odio que se repite desde los comienzos de la historia, desde la aldea más primitiva a nuestras granjas industriales. (...) Nunca logran ser admitidos en la comunidad ni en la vida de la comunidad. Son auténticos vagabundos a los que se les niega el derecho a integrarse en las poblaciones que necesitan de sus servicios...”
John Steinbeck. Los vagabundos de la cosecha.


“La emigración es la combinación de la esperanza humana y el movimiento; la esperanza se realiza a través del movimiento”
Ryszard Kapuscinki


“...hábiles, inteligentes y, cuando se les concede una oportunidad, socialmente responsables. Condenarlos al hambre e intimidarlos hasta la desesperación no dará resultado. Pueden ser ciudadanos ejemplares, pero también pueden convertirse en un ejército espoleado por el sufrimiento y el odio que termine tomando por la fuerza aquello que necesita. De cómo los tratemos en el futuro dependerá el rumbo que se vean obligados a tomar.”
John Steinbeck. Los vagabundos de la cosecha.


DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 21 de septiembre de 2007


Los Vagabundos de la Cosecha
John Steinbeck

John Steinbeck. Los vagabundos de la cosecha
“Los Vagabundos de la cosecha” es una recopilación de artículos periodísticos de John Steinbeck sobre los campesinos del medio oeste de los Estados Unidos que se vieron obligados a emigrar a California en búsqueda de trabajo empujados por una gran sequía. Los artículos fueron publicados en 1936 por The San Francisco News. A parte de servir como génesis del libro más conocido de Steinbeck, “Las uvas de la ira”, estos artículos son una muestra del periodismo valiente que hoy en día se ha dejado de hacer. Hoy, los periodistas, supeditados a los intereses de los grupos empresariales propietarios de las cabeceras de los periódicos, radios o televisiones (que suelen ser los mismos en los tres casos) y a lo políticamente correcto, se limitan a repetir las informaciones creadas en gabinetes de prensa y rara vez abandonan las redacciones para interpretar la realidad y poder explicarla con sus propias palabras. Vivimos en una época de reelaboración constante de la información partiendo de una fuente anterior que, en la mayoría de los casos, no ha vivido la noticia. Naturalmente hay algunos casos que contradicen lo que estoy diciendo, pero son menos de los que piensas.
El análisis que hace Steinbeck de las condiciones laborales y de vida de esos campesinos que vagaban por las carreteras de California en búsqueda de la subsistencia, sigue hoy vigente si cambiamos los nombres de los protagonistas y la zona geográfica en la que centramos la acción. No están tan lejos nuestras ciudades - como podríamos pensar al leer el crudo relato, la prosa acerada y certera de Steinbeck – de los campos de California en los años 30. Seguimos repitiendo los mismos errores, seguimos gastando en represión lo que deberíamos dedicar a integración y, sobretodo, seguimos tratando al emigrante – sea cual sea su origen – como inferior. No parece que quede mucho margen pero quizás todavía sea aplicable la cita final del libro de Steinbeck: “De cómo los tratemos en el futuro dependerá el rumbo que se vean obligados a tomar”.
“Los Vagabundos de la cosecha” es un documento necesario. Ha sido publicado por Libros del Asteroide, una pequeña editorial que tiene un corto pero interesante catálogo y que, entre otros aciertos, son los culpables de la recuperación de la trilogía de Deptford de Robertson Davies y de los libros de Nancy Mitford. Y aunque han acertado de pleno con la publicación de los “Vagabundos de la cosecha”, no me parece bien el precio (13’95 €) que le han puesto a esta breve recopilación de artículos. No justifica el precio ni la brillantez del texto, ni el sabio prólogo de Eduardo Jordá y ni siquiera lo hacen las impactantes fotografías de Dorothea Lange. Una mancha que no empaña un texto imprescindible que nos muestra el talento de Steinbeck como periodista.


Viernes al fin. Día que preludia un largo y festivo fin de semana y que, por esas extrañas razones del azar, para mí forma parte de él.

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