13 agosto 2007

DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 08 de agosto de 2007


Vacaciones. Días 9 y 10.

Hay pequeños placeres que, quizás por ser tan pequeños, no siempre valoramos en su justa medida. Son pequeñas cosas que, si no reparamos en ellas, pasan desapercibidas. Durante las vacaciones, con el cambio de rutinas y costumbres, también cambian estos pequeños placeres. Estos son algunos de los que he podido disfrutar estos días:

Comer almendras (o piñones) recién caídas del árbol. Desayunar cada día con María José, en el balcón, con el verde del bosque en los ojos. Pasear bajo la lluvia sin paraguas. Ver peces en el mar. Disfrutar de los olores que nos regalan las plantas después de regarlas. Mirar el mar después de la lluvia. Dormirse en la playa. Leer el periódico de cabo a rabo y entretenerse con los pasatiempos. Ir a la playa por la tarde, después de un día de tormentas. Comer con amigos (en “El Remei” con David, Iola, Ona y Min. Pese a que la comida en El Remei estaba muy buena no pongo teléfono y dirección por lo antipáticos que fueron). Dar largos paseos con Cass atreviéndonos – cada día un poco más – a dejarla suelta. Conectarse a internet después de días de mono, las siestas, las risas, las conversaciones...

Son todo tonterías... pero hay que valorarlas y disfrutarlas ya que lo mejor de la vida está hecho de ellas.

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