09 julio 2007

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 09 de julio de 2007


Una enorme pereza me aleja de este diario. Las actividades veraniegas, animadas por el buen tiempo, ocupan mi tiempo y me alejan del oscuro sótano en el que suelo escribir estas crónicas dispersas del diario acontecer que me ocupa.

Intento ponerme al día con unas crónicas que serán, forzosamente, algo precipitadas.

Jueves. Salgo a cenar con los compañeros de trabajo para celebrar los múltiples cumpleaños de este mes, que el verano ya está aquí y que algunos – los más afortunados – ya andan de vacaciones. Acabamos en una pizzeria de la calle Meridiana. Un sólo camarero – sudoroso, superado, malhumorado y siempre con prisa – intenta servir a más de 50 personas. Ruido, olor a tabaco, platos que tardan mucho en llegar y precio astronómico son las características más destacadas del local (aviso para navegantes: se llama “Il Signore” o algo parecido). La jornada acaba con una sesión de Karaoke en el mismo local y con una larga indecisión callejera antes de decidir unos continuar – el sector joven al que no pertenezco – y otros – los ancianos del lugar – iniciar una discreta retirada a tiempo.

Viernes. Una nueva jornada laboral – mientras fuera el día reclama nuestra presencia en la calle – da lugar a un fin de semana lleno de posibilidades.
Lo empezamos con una cena en el “Colors” (el restaurante de un hotel de la calle Princesa) con Marta, Alberto, Neus y Andreu. No me gusta el restaurante. Los entrantes me parecen flojos y, pese a que los segundos están buenos, la relación calidad – precio es de las peores con las que últimamente me he topado – si excluimos la cena de ayer que rozó el escándalo en este aspecto -. No se puede cargar los precios de la bebida como aquí lo hacen, no puede oler la entrada a cloaca como huele, no puedes bajar las luces para que un tío con un saxo haga imposible tener una conversación... en fin, que no tengo suerte con las cenas últimamente, suerte que la compañía ayuda y pasamos un buen rato.
Rematamos la noche con una copa en el Borneo. Casi estamos iniciando la retirada cuando aparecen Albert y Esther. La próxima vez – supongo – nos veremos en S’Agaro.

Sábado. Nos olvidamos del encierro y nos despertamos tarde. Hoy es el cumpleaños de mi padre, para celebrarlo nos invita a comer en “La cuina del Guinardó” (c/ uno de los postres de La Cuina del Guinardo
Varsovia, 148 08041. Barcelona Tel. 93 436 09 19). Llegamos los primeros y esperamos a que lleguen mis padres, mi tío Hernán, Eli y Cesc. “La Cuina del Guinardó” es una tienda donde venden comida preparada y vinos. Sobre la tienda tienen un pequeño comedor (sólo 5 ó 6 mesas) donde sirven comidas. Buen producto bien trabajado para romper una mala racha en lo que a restaurantes se refiere. Comemos de miedo (mis “peus de porc amb botifarra negra esparrecada” están buenísimos) y lo pasamos mejor.
Por la noche, de nuevo en Graceland, vemos “Borat” y me río mucho.

Domingo. Kris y Tony celebran hoy su ya tradicional Barbacoa. Cervecitas, baño, aperitivos y después la gran barbacoa – preparada por Jordi “el cuñao” -. A la mesa somos 10 (Kris, Tony, Ainhoa, Espe, Javi, Mari, Jordi, Sandra y nosotros dos). Cass corre hasta hacerse daño en las almohadillas y por la noche será una perra anciana al que cada paso le cuesta un triunfo.
Tras la comilona siestas, más baños y larga tertulia.
El fin de semana se acaba, la sensación de verano es muy intensa. Ya falta menos para las vacaciones.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Avui hem acabat de pintar el nostre pis, he sortit al carrer per anar a la feina i m'he mirat les mans, les porto blanques, pero m'ha fet enrecordar de vosaltres.
Si, es normal que a l'estiu s'ompli l'agenda d' aniversaris, no se si dijous os anirà bé apareixer al meu, en tot cas queda en peu que la setmana que ve ens truquem per quedar, tinc ganes de veure-os i l'antonia encara no coneix a la Cass.

xavi dijo...

ho intentem.
una abraçada