DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 08 de octubre de 2006
El día se levanta gris. Como yo, que ando como un zombi buscando ese descanso que no acaba de llegar. Como María José que, con anginas, tiene las fuerzas justas.
Intento enderezar el día acercándome a la panadería a comprar un par de panecillos de viena para el desayuno. Los domingos no hacen pan de viena, tendré que conformarme con un cruasán, así no se puede enderezar nada.
Siestas, descansos, cabezaditas y absoluta falta de actividad. El día va pasando.
Por la tarde María José consigue sacar fuerzas de algún rincón y nos vamos al Teatre Nacional de Catalunya para ver dos coreografías del Cullberg Ballet. “End” y “Blanco” nos encantan, el nivel de los bailarines es altísimo (no entiendo nada de danza pero lo que hacen y con la aparente facilidad con la que lo hacen me guía al calificar el nivel de técnico de los bailarines) y ambas coreografías tienen momentos de gran expresividad.
Volvemos a casa y a la rutina de cama, limón con miel y pastillas que nos tiene que devolver en condiciones a la rutina laboral.
08 octubre 2006
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