02 octubre 2006

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 01 de octubre de 2006


Sábado. María José me deja dormir y me despierta cuando tiene el desayuno en la mesa, es una buena manera de empezar el fin de semana.
A mediodía Sus y Alberto nos han invitado a comer con la excusa de que todavía no hemos estado en su casa. Después de visitar la casa nos preparan una comida buenísima en la que destacan unos espaguetis con zanahoria y nueces que son un invento de Alberto.

Vuelta a casa. Siesta. Esta oscureciendo cuando llegan Jordi R. y Nuria. Acaban de la parrilla del Sakuraya. La foto es de María Josévolver de su viaje a San Francisco y nos lo explican – sin fotos - mientras hacemos una cervecita en el patio de Graceland.

Cenamos en el Sakuraya (c/Aprestadora, 18 L’Hospitalet. Tel 934329021), disfrutando del fantástico espectáculo que nos ofrece su cocinero (la comida también es espectacular) y rematamos la jugada – intentamos convertirlo en costumbre – en el Tirsa (c/ de Rafael Campalans, 174 L’Hospitalet. Tel. 934312302). Sus cócteles – buenísimos – y su ambiente rancio son un buen colofón para cualquier cena.
La penúltima, ante la falta de más locales recomendables en la zona (todavía tenemos que buscar más) la hacemos en casa.

Domingo. Los excesos – a partir de cierta edad – requieren un periodo de purgación. Durante el día recuperamos fuerzas, jugamos con Cass e intentamos dormir. Por la noche visitamos a mis padres y, al volver a casa, nos encontramos que el arreglo que nos hicieron el viernes en el aire acondicionado ha decidido mutar de nuevo convirtiéndose en una versión urbana y jodiente de las cataratas del Niagara.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que, o quien, es la llamarada de la foto? Se derramó el cocinero algún tipo de líquido inflamable por encima? ...¿?...

Y lo de "..por accidente, he subido al avión con una navaja de considerables dimensiones que ha...", como fué?

1abraçada!
:-)

xavi dijo...

la llamarada de la foto es parte del espectáculo que el cocinero ofrece... vale la pena verlo en acción...
lo de la navaja: subí al avión - sin saberlo - con una leatherman on navaja en el equipaje de mano y pese a que revisarón la bolsa pasándola dos veces por los rayos X no consideraron necesario requisármela. Me dí cuenta en el Hotel de Lisboa