18 agosto 2006

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 17 de agosto de 2006


Vacaciones, día 20


He nacido urbanita. Los paisajes bucólicos, las largas y solitarias playas de aguas cristalinas, los árboles, las flores y todas esas cosas del campo están muy bien. Pero, de tanto en tanto, necesito mi dosis de asfalto.
Como Girona es lo más parecido a una ciudad que tenemos a mano (es un pueblo grande, monísimo, pero no deja de ser algo más que una aldea) decidimos sacarnos el mono de hormigón y acercarnos para dejar que nuestros ojos descansen de tanta naturaleza. Que placer volver a disfrutar del ruido – aunque sea a una escala inferior -, de las multitudes – en su mayoría turistas como nosotros – y de los comercios civilizados – muchísimas tiendas de diseño, bares prometedores y restaurantes creativos -.
Nuestro paseo por el casco antiguo nos lleva hasta los pies de la catedral y después nos escondemos por callejones desérticos – los turistas han quedado atrás – para disfrutar de lo urbano. Cogemos un ascensor que lleva a ninguna parte y volvemos a bajar para seguir el paseo.
Las ciudades suelen ir acompañadas de una buena dosis de cultura. En la sala de exposiciones de Caixa Girona visitamos dos exposiciones “Andy Warhol. La máquina que mira” y “Quitu-Cara. Una cultura entre dos hemisferis”. Pese a presentar obras de diferentes etapas y técnicas, la muestra de Warhol me parece floja, quizás porque no presenta obras espectaculares.
Otra cosa buena que tienen las ciudades es que te puedes aprovisionar de objetos culturales que en el campo no encuentras. En la tienda del sello "Harmonia mundi" me aprovisiono de buen flamenco a buen precio (discos de Miguel Poveda (2), Chicuelo (1) y Paco del pozo (1) por 20 euros los cuatro).
Reponemos fuerzas en el bar de “La llibreria” y continuamos nuestro paseo.

Llenos de asfalto, repuesta nuestra fe en la civilización que tanto campo estaba poniendo a prueba, volvemos a casa con la promesa de que volveremos cada vez que necesitemos respirar un poco de aire impuro.

Siestas, lectura, vuelta a la calma.

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