07 julio 2006

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 06 de julio de 2006

Martes. María José me sorprende y me recoge a la puerta de Levi Pants. Con Cass, damos un paseo por la playa que aleja los productos del sueño de la razón.

Miércoles. Se ha acabado la semana laboral para mí. Dos días de vacaciones – se quedaron solos tras una planificación poco eficiente – me permiten alargar el fin de semana. Me encuentro con María José en casa de Olivia y Roberto. Cuando llego, Martina se acaba de dormir, ya la veré la próxima vez.
Cenamos comida japonesa – servicio a domicilio – en el patio mientras los vecinos se lanzan gritos de desafío futbolístico. Al final se llevan el gato al agua los vecinos de arriba – franceses – mientras el vecino de al lado grita con rabia “no merecéis estar en la final”. Impagable performance futbolístico-auditiva.
La comida esta buena, la conversación es animada, la compañía genial y en el patio se está de miedo. Alargamos todo lo que los vecinos nos dejan y volvemos a casa.

Jueves. No hay que ir a trabajar, pese a eso me levanto pronto y salgo a pasear con Cass. Aprovecho para comprar “El País” y leerlo – de cabo a rabo, crucigrama de Mambrino incluido – en el patio de Graceland. Desayuno con María José y mañana en el Club. Leo frente al mar – el Cultura’s de “La Vanguardia” – y me doy un refrescante baño. La sensación de vacaciones es ya, a esta hora, total.
Volvemos a casa – tras una visita al Fnac para comprar algún regalo, recogemos a Cass, y seguimos hasta Castelldefels.
Es hora de comer, la terraza de “Los personajes”, en la misma playa nos acoge. Por desgracia Cass está inquieta y no podemos disfrutar totalmente del idílico emplazamiento del restaurante. Pese a todo comemos bien y pasamos un buen rato.
De nuevo en casa, siestas y un poco de música. Escucho el disco del “rock delux” del mes (un recopilatorio – hecho por Ibon Errazkin – del sello Trojan records). El exceso e música jamaicana –aunque sea buena- me carga. Tendré que racionar las escuchas.

Por la noche vamos al teatro en un marco infrecuente. En la plaça del Rei asistimos a una lectura de “Homer, Iliada” de Alessandro Baricco. La adaptación del texto de Baricco es buena, la puesta en escena correcta, los actores están muy bien – sobretodo Jordi Boixaderas y LLuís Soler -, el marco es incomparablemente bello... pero esas sillas incómodas (y excesivamente apretadas) y – sobretodo – el inaceptable ruido que llega de la terraza del bar que está en la misma plaza (conversaciones – a gritos – de teléfono incluídas) rompen el encanto (creo que la dirección del Grec se tendría que replantear la oportunidad de utilizar la Plaça del Rei para según que tipo de espectáculos si no son capaces de dominar totalmente los elementos ambientales). Nos lo pasamos bien pero estoy seguro que la obra hubiera lucido mas si se hubieran dado las condiciones adecuadas.
Al salir damos un corto paseo y volvemos a casa para cenar algo.
Ha sido un fantástico – y largo – día de vacaciones.

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