DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 13 de febrero de 2006
Sábado noche. Cena en casa de Neus y Andreu. A la mesa somos muchos (Marta, Albert, Esther, Carles, Montse, otra Montse, David, Anna, Jaume, Neus, Andreu, María José y yo). Las conversaciones, las anécdotas, los chistes y las viejas historias quedan empequeñecidas por el notición que – sin previo aviso – suelta Carlos: en unos meses seremos tíos. Lo celebramos a lo grande.
A los postres (buenísimos, hechos por Anna) le sigue una larguísima sobremesa.
Volvemos a casa bajo la luz de la luna y con un frío terrible.
Domingo. Hemos dormido mal y estamos reventados. Un inoportuno dolor en el hombro se añade a la lista de males que en este momento me aqueja. Pese a todo conseguimos salir de casa y, en un esfuerzo sobrehumano, vamos a un Garden cercano a comprar tierra, piedras y alguna maceta.
Hace sol y nos apetece ir a la playa, pero estamos tan cansados que volvemos a casa y nos regalamos una siesta del carnero. Después de comer, y viendo que nuestro estado no mejora, emprendemos el regreso a casa. Es el regreso de una tropa derrotada.
Descanso. Dormimos un montón.
Lunes ¿De nuevo lunes? No puede ser. Sigo cansado y no paro de dormir hasta que llega la hora de partir con destino a Levi Pants.
13 febrero 2006
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