27 diciembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 27 de diciembre de 2005


Se apagan los ecos de los villancicos que he tenido la suerte de no cantar ni escuchar. Ya ha pasado otra navidad. Familia, regalos y comilonas de impresión, como siempre.
Pero este año las ausencias se han notado mucho: en Nochebuena, en casa de mis padres, Albert – en China – y Anna – baja por enfermedad en el último momento- dejaron un par de sillas vacías en el gol sur. Se les echó de menos.
En Navidad, en casa de los padres de María José, fueron Sus y Alberto los que dejaron el sector joven en minoría. Y ayer, día de San Esteban, Eli y Cesc se sumaron a la lista de deserciones y se quedaron sin el espectacular “mar i muntanya” que da sentido a estas fiestas (espero que la magia de los “tuper” les haga recuperar parte de lo que se han perdido). Una aparición de Anna en el último momento – parcialmente recuperada de su inoportuna enfermedad – animó un poco la fiesta.

El balance, pese a las sillas vacías, es positivo. Un buen rato en compañía de gente a la que quieres, comida espectacular y muchos regalos (mas recibidos que hechos).
Hoy – aunque parezca mentira – debemos volver al trabajo después de estos tres días de actividad suspendida. Nadie dijo que esto iba a ser fácil.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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