03 octubre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 3 de octubre de 2005


Bajo la extraña luz provocada por el eclipse anular, disfruto de las últimas horas del fin de semana en compañía de María José. Ha sido un fin de semana extraño, un fin de semana marcado por el susto que David ha protagonizado. Somos jóvenes y que un amigo sufra un infarto nos ha cogido a todos – a él el primero – con el paso cambiado. David está mejor, pero la sensación es muy extraña. No nos acabamos de creer lo que ha pasado y, a la vez, sabemos que ha ocurrido y seguimos sin entenderlo.

Sábado. Pablo ha venido desde Tailandia y hemos decidido organizar una cena en casa para podernos ver. Por la mañana bajo con María José a nuestro viejo barrio y compro en las tiendas que nos han abastecido de productos alimentarios durante los últimos diez años. Caras conocidas, se donde comprar cada cosa, me lo paso bien.
Ya en casa. Suena el teléfono. Jordi nos cuenta que David ha sufrido un infarto. Incomprensión, miedo e incertidumbre luchan por ocupar nuestra mente. Llamadas y mas llamadas. Conseguimos hablar con Iola que nos tranquiliza (cuando tendríamos nosotros los que la tranquilizáramos a ella). Respiramos, todo ha sido un susto.
Decidimos seguir adelante con la cena pese a la ausencia de David. Me encierro en la cocina y, gracias a la inestimable ayuda de María José, llego a tiempo. Poco a poco llegan todos. Emma, Jordi P., Pablo, Víctor, Laura y – finalmente – Ramón que ha aparecido después de unos meses de ausencia.
David y Iola están presentes y espero que la próxima vez estén sentados a la mesa. Se les echa mucho de menos.
La sobremesa se alarga primero en el patio y luego – obligados por el frío y por el sueño de los vecinos – al interior. Es muy tarde cuando cerramos la puerta y nos vamos a dormir. Duermo poco y mal pese al cansancio, demasiados excesos.

Domingo. Recojo la cocina y empiezo de nuevo a cocinar. Hoy preparo cordero al horno y necesito tiempo. Toni e Isaac son los primeros en llegar y hacemos un aperitivo mientras esperamos a Lorena que hoy trabaja.
De nuevo el patio sirve de marco para la comida pero el frío nos obliga a trasladar la sobremesa al interior.
Estoy agotado: muchas horas en la cocina y muchas horas con amigos. La semana que viene toca descansar un poco. David está mejor.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que David se recupere pronto, pronto, pronto!!!
1 abrazo de mi parte.

hilda dijo...

me encanta como escribes ...hasta me hixiciste preocuparme por david!!!!.......