18 octubre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 16 de octubre de 2005


Me despierto tarde y con la sensación de que una apisonadora me ha aplastado durante la noche. Es lo que tiene salir al campo cuando uno es un urbanita recalcitrante.
Se impone un día de descanso pero lo primero que hacemos es montar las cuatro estanterías que no pudimos montar el viernes, el conjunto es imponente.
Consigo salir de casa, me acerco a la gasolinera y me hago con el último “La Vanguardia” que les queda.
Ahora si, descanso. Lectura en el patio, CSI’s, siestas... un domingo clásico.
Por la noche nos encontramos con María y Amador y después de una cerveza en su casa nos llevan al HANAGIN (c/Provenza, 201. Tel. 934546595). El Hanagin es un japonés de precio fijo. La ventaja es que tu pides lo que quieres comer y, como en cualquier restaurante, te lo preparan al momento. Todo está delicioso.
Al salir, y para bajar la comida, damos un paseo nocturno y rematamos la noche en una cervecería cercana.
Como premio por habérmelo comido todo y por haberme bebido toda la cerveza que me han puesto – es la única razón que se me ocurre – Amador y María me regalan un surtido de chucherías mexicanas que estoy disfrutando mucho.

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