20 julio 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 16 de julio de 2005


Mañana extraña. Nuestros planes de madrugar y salir se han ido al traste por la visita de unos posibles compradores para nuestro piso. Al final conseguimos salir y, poco antes de la hora de comer, llegamos a S’Agaro.
Intercambio de regalos pendientes con mis padres – me llevo la mejor parte – y comida veraniega impresionante (escalibada, esqueixada, gazpacho, croquetas, salchichas variadas, ensalada de pasta...).
Tras la siesta y un paseo por la urbanización llega la hora de irse. En el patio de los apartamentos nos encontramos a Albert, Esther, Marta, María y Laura que vienen a vernos. En el patio en el que – hace ya mucho – jugábamos cada verano hablamos mientras una nueva generación - Laura y María – empiezan a jugar. Nosotros nos contentamos con mirarlas y recordar viejos tiempos.

Hoy dormiremos en Palamós, en casa de Jordi R. Ocupamos la casa y cenamos en la terraza. La vista es espectacular y, mientras cenamos, la luz natural va cediendo delante de miles de pequeñas luces que poco a poco se van encendiendo. Mucho mejor que la tele.

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