12 julio 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 12 de julio de 2005


Me despierta María José y consigo una prorroga de cinco minutos. Desayunamos mientras planificamos el largo día que tenemos por delante y, cuando ella se marcha a trabajar, me siento delante del ordenador para revisar mi correo mientras espero la hora del encierro.
Escucho “The Rockdelux Experience” el nuevo artefacto sonoro que la revista “Rock de Lux” regala a sus lectores. La “orquesta rock” se atreve, con la colaboración de algunos de los protagonistas de las canciones originales, con clásicos de lo más variado: “La tarara” (Camarón), “Pacífico” (La Buena Vida), “Los delincuentes” (Veneno), “Cadillac solitario” (Loquillo y los Trogloditas), “Quiromántico” (Sr. Chinarro), “Cállate Niña” (Pic-Nic), “Pequeño Vals Vienés” (Morente y Lagartija Nick)... el resultado es un ejercicio lúdico muy interesante y con momentos de gran brillantez.

Llega la hora del encierro (rápido, bronco y sin heridos) y, añorando Pamplona, cojo la bicicleta y bajo hasta esa embajada del paraíso que – a estas horas sobretodo – es el Club. Ahí está el mar y frente a él escojo la mejor hamaca, dejo los bártulos y nado un rato en la piscina exterior. Por la mañana, temprano, el reflejo del sol, que todavía no calienta demasiado, es un regalo que recibimos a cada brazada. Pese a que nadar es un placer acabo reventado después de unas pocas piscinas. Llega el momento de reponer fuerzas y dormitar en la hamaca. Pronto llegan los habituales que se encargaran de poner banda sonora a mi sueño. Leo un rato y vuelvo a casa.

La visita prevista se retrasa. Aprovecho para bajar al mercado y aprovisionar la nevera. Hoy es un día de trabajo pero cada vez se acercan más las vacaciones. Quedan 4 jornadas de trabajo.

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